Opinión del CPN Germán Vittore

“Primer round de una larga lucha”

domingo, 9 de agosto de 2020 01:15
domingo, 9 de agosto de 2020 01:15

¿Sin cargo de conciencia alguno o cinismo en estado puro?

“¡Finalmente se cerró! Defaultear jamás puede estar bien”, manifestó, desde Ramatuelle un pueblito medieval próximo a Saint Tropez, justamente quien nos arrojó estrepitosamente al default (a la quiebra) abriendo de nuevo el más grande ciclo de endeudamiento y fuga de nuestra historia.


Mientras el actual gobierno anunciaba la conclusión de la desgastante renegociación de la deuda con bonistas en moneda y legislación extranjera que poseen 21 títulos argentos por un total de u$s 66.238 millones; quien emitiera, en los últimos 4 años, 17 de esos 21 títulos por u$s 41.548 millones (¡el 63 % del total!) se encontraba domando reposeras en lo más exclusivo y lujoso de la costa azul francesa. Simbólica paradoja y esclarecedor contraste de impunidad, despotismo, hipocresía, apatía, desvergüenza, etc., etc., etc. ¿no?


Lo mismo cabe para el “messi de las finanzas” Toto Caputo que felicitó al presidente Fernández y al ministro Guzmán por el “¡gran acuerdo!” logrado, siendo el principal tomador de los bonos macristas reperfilados. En línea también actuaron los corresponsables del desastre Pro Alfonso Prat Gay, Guido Sandleris, Hernán Lacunza, etc. 
¿Tendrán algún cargo de conciencia o sólo será cinismo en estado puro? Difícil elección ¿no?

El 1er round (ganado por puntos)

El acuerdo obtenido con lo más rancio del sistema financiero internacional, próximo a concretarse, si bien es un logro muy importante hay que comprender que es sólo el 1er. round de la ardua lucha que habrá que seguir librando para evitar el default virtual macrista. 


A continuación hay que hacer lo propio con u$s 54.460 millones de títulos el sector privado en moneda nacional y extranjera, pero bajo jurisdicción local y sobretodo subirse al ring para renegociar “golpe por golpe” los descomunales e impagables u$s 44.000 millones que aportó el FMI a la última campaña electoral que perdiera Juntos por el Cambio (¡que vencen ya! entre 2021 y 2023). De ahí su interés y “apoyo” para que se cerrara este acuerdo, nada tiene de “bueno” el Fondo Monetario. No seamos ilusos por favor, que ahora viene lo peor.

Diferentes sabores y algunos claroscuros
¿Fue un buen acuerdo?  
La oferta propuesta por el gobierno y aceptada por estos acreedores, que podrán ingresar al canje hasta el 24/08/20, rondaría los u$s 54,8 de Valor Presente Neto (VPN) por cada u$s 100 emitidos (de los originales u$s 40 de VPN ofrecidos por el primero y de los u$s 92 de VPN pedidos por los segundos). Así expuesto representa una reducción de 45%, pero la realidad es que existe una fuerte quita a los exorbitantes intereses acordados oportunamente (del 60 %, tasas que pasan del 7 % al 3 % anual promedio) y una casi inexistente quita en el capital (de sólo el 1,9 %). Sabor amargo/oscurece tal vez el hecho de que de esta manera se reconoce la discutible legitimidad de esta deuda y que se la pagará casi en su totalidad con aún interesantes tasas (sobre todo si se las compara con las negativas o cercanas a cero del mundo virósico de hoy). 


Comienza a endulzarse/a aclarar un poco cuando se conoce que a 10 años vista nos ahorraríamos más/menos u$s 37.000 millones y que en el corto plazo, entre 2020 y 2024, se devengarán vencimientos por solo u$s 4.500 millones. En sintonía el Centro de Economía Política de la Argentina (CEPA) informa que, si se concreta el acuerdo, pagaríamos solo u$s 6.116 millones de los exorbitantes u$s 63.664 millones que vencían en ese mismo lapso por todo concepto (capital e interés, deuda pública y privada, ley local y extranjera). Este “oxígeno”, esta liberación de cantidades monstruosas de recursos que estaban hipotecados para pagar una deuda fugada que nada nos dejó; será sin dudas el principal logro obtenido.


Si el FMI traiciona su ADN fundacional y no aparece con un “Martes 13” imponiendo empobrecedores ajustes, privatizando y espoliando jubilaciones, desregulando, menoscabando salud, educación, ciencia, etc. (para lo que posee acabada experiencia) y suponemos que la renegociación del mayor préstamo otorgado en su historia está medianamente acordada (ojalá sin condicionamientos a nuestra soberanía económica); será jubiloso disponer, por lo menos hasta el 2024, de los recursos liberados para destinarlos a paliar la cruenta crisis pandémica y cambiemita heredada e intentar reactivar la economía (el nuevo lanzamiento del viejo Procrear es un claro vestigio hacia ese camino).


Además, acordar los nuevos vencimientos de deuda da previsibilidad y disminuye la incertidumbre, no sólo de la economía en general sino de la disponibilidad de divisas en particular (descomprimiendo las actuales presiones cambiarias -devaluatorias de nuestra moneda y generadoras de inflación-).

Esto recién empieza

¿Qué pasa desde el 2025 en adelante?
El CEPA comparó  los perfiles de vencimientos actuales heredados sin canje contra los proyectados con canje de bonos tanto bajo legislación extranjera como local donde se observa cómo los montos siderales a pagar hasta el 2024 se transforman en casi inexistentes pero como desde el 2025 hasta el 2035 los mismos vuelven a tornarse siderales.
Claro está que el actual gobierno compró tiempo, como al parecer también lo está, que esto recién empieza y que existe una alta probabilidad de que próximos gobiernos deberán volver a renegociar; salvo un crecimiento económico astronómico tan sorprendente como la pandemia del Covid-19.   

Nunca más esta pesadilla

Como verán, este “nuevo ciclo de endeudamiento seguido de fuga PRO” es una incipiente pesadilla apremiante, condenatoria y empobrecedora que no debe volver a repetirse.
A pesar de que alguna otra vez una pequeña mayoría del pueblo argentino no aprenda la lección o por la causa que fuere vuelva a poner, bajo cualquier bandera partidaria, a un gobierno neoliberal, cipayo y elitista a administrar nuestro Estado (por más buen disfraz de “Caperucita” que se ponga el “Lobo”); nuestra democracia y sus instituciones deben impedir estos ciclos libertinos que desfalcan y fugan nuestros recursos, hipotecan nuestro futuro, postergan a generaciones enteras y menoscaban nuestra soberanía e instrumentar de una vez para siempre los recaudos necesarios para que esto no vuelva a ocurrir. 

En este sentido el exsupremo Eugenio Raúl Zaffaroni consideró necesario repensar un nuevo modelo de Estado, así como también una nueva Constitución, argumentando que no se puede “tener una Constitución que permita que un día un señor que gana una elección por un voto endeude el país en miles de millones de dólares que entran por un lado y se van a los refugios fiscales por otro”. Tal vez sea el mejor camino, no habría que descartarlo.
 

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