Opinión

“Casa de Piedra” de Fray, un espacio para disfrutar

domingo, 20 de septiembre de 2020 01:03
domingo, 20 de septiembre de 2020 01:03

 En medio de la pandemia por el coronavirus, no obstante, su incómoda, pertinaz y hasta fatal persistencia, de pronto surgieron actividades y lugares que pudieron brindar sus atractivas y positivas influencias para sobrellevar este tiempo de estirada “cuarentena”.


En Catamarca, por ejemplo, se vive el “boom” montañero que los cultores del senderismo o el más sofisticado trekking, encontraron y disfrutan caminando por el bello escenario natural que ofrece el recorrido por la senda que lleva a la “Casa de Piedra”, en el departamento Fray Mamerto Esquiú.


Ese espacio lo conocí de la mano y con la guía de un auténtico maestro de la actividad, como fue Cristóbal “Quito” Mamaní (feliz coincidencia de este recuerdo, con la actividad de docente que desarrolló en vida y cuyo “día” se celebró esta semana), lamentablemente fallecido el 11 de noviembre de 2017.


Justamente, Mamaní se preparaba para tomar parte de la exigente prueba del Manchao Ultra Trail, que fatídicamente terminó con su existencia terrenal en las estribaciones ambateñas, a los 76 años, mientras participaba de la prueba de 15 kilómetros, cuando lo sorprendió un inesperado paro cardíaco. En esas circunstancias me buscó unas cuantas siestas para que lo acompañe en su entrenamiento, en lo que el denominaba la “Cuesta del Cura”, por el aledaño trayecto que vincula a La Tercena (FME) con La Bajada, en Paclín.


Como un homenaje a “Quito” y atraído también por el creciente interés del lugar, este sábado acepté la invitación de mi hijo Imanol Uriarte y Branco Soria, ambos estudiantes del profesorado de Educación Física y entusiastas aficionados a la montaña. Y hacia allá fuimos.


Subimos en 1 hora 8 minutos, hasta llegar a los 950 msnm que registra la cruz cimera, completando todo el recorrido en 2h 50 minutos, incluido el impactante avistaje del Valle de Catamarca, hacia los cuatro puntos cardinales. Y por supuesto, con la toma de la clásica foto de contraluz hacia el oeste.


La grutita de la Virgen del Valle, apenas tomar la senda después de dejar el camino que lleva a la “Cuesta del Cura”, otras imágenes de “Nuestra Madre Morena” en el pedregoso recinto, son los admisibles y respetuosos adornos en medio de tan portentoso paisaje. Igual, resultan valiosos los carteles que invitan a “cuidar el espacio” o que “no tiremos, cuidemos”, como la indicación de los teléfonos para comunicar alguna emergencia, instalados por la “Acción de Promotores ambientales”, una agrupación chacarera dedicada a preservar el ambiente.


Sin embargo, se deben lamentar las incalificables pinturas en la propia “Casa de Piedra”, dejando testimonio de la “hazaña”, en una impresentable agresión a tanta belleza, como la basura esparcida en distintos tramos: envases plásticos, los desechos de “tetrabrik”, y hasta las cáscaras de mandarinas, naranjas o bananas, que, aunque son biodegradables, pero no sobre la piedra, afean la imagen del sitio. Todos esos desechos deben volver con quienes los portaron para satisfacer sus necesidades de hidratación o de alimentarse.


Seguramente será muy importante la difusión que está teniendo el lugar, para motivar una actividad tan saludable como la de las caminatas, con una mediana exigencia física, creando conciencia sobre lo valioso del placer y el disfrute de un periplo en medio de la más pura naturaleza, que felizmente podemos contar entre las bellezas de Catamarca.

Víctor “Paco” Uriarte
 

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