OPINIÓN

El Medio ambiente y las explotaciones mineras “La tradición minera de Andagalá”

domingo, 31 de enero de 2021 01:33
domingo, 31 de enero de 2021 01:33

   Por José Alberto Furque*

Aquel joven francés que frisaba los veintidós años cuando pisó suelo americano, lanzado en parte por su espíritu de aventura y también impulsado por los vientos de fronda de las convulsiones políticas y sociales de su país natal, no podía seguramente suponer -sin conocer ni hablar el español- que llegaría a convertirse con el correr de los años en un gran escritor, con estilo propio, depurado y brillante en la lengua del Cervantes, y en un formidable ensayista e intelectual de fuste, que con sus agudas observaciones y cautivante prosa en la  descripción de “El Pilciao”, vendría a señalar los orígenes de la tradición minera de Andalgalá.


Me refiero por cierto a Paul Groussac, quien por la década de 1880, siendo Inspector General de Enseñanza en Tucumán, designado por el entonces Presidente Nicolás Avellaneda, se anoticia que su condiscípulo durante sus estudios en Londres, Samuel Lafone Quevedo, estaba radicado en Andalgalá dedicado a una intensiva explotación minera. Fue entonces cuando decide, por invitación de éste, viajar en diligencia para visitar a su gran amigo Uruguayo de acaudalada familia sefaradí, que estaba abriendo nuevas fronteras en la metalurgia y explotación de minerales. Fruto de este viaje, fue su interesan te ensayo entre histórico y literario titulado “De Tucumán al Pilciao”,  en el que describe la actividad cotidiana intensa que se desarrollaba en el pequeño pueblo nacido  alrededor de los numerosos hornos de fundición de minerales y de la gran casa desde la cual se dirigía el emprendimiento minero,  donde vivía Lafone Quevedo con su esposa y familia. Describe las veladas alrededor del gran piano de cola, en el que la esposa del anfitrión interpretaba obras musicales del repertorio clásico universal, y la enorme biblioteca poblada de libros científicos, de minería, de agronomía, de vitivinicultura, filosofía e historia, y de la que participaban los técnicos, químicos, ingenieros, y geólogos que había logrado traer desde Europa.


 Sabemos por este ensayo, de aquel polígrafo y literato, que en forma continua ingresaban al Pilciao más de doscientos carros diarios tirados por bueyes transportando madera de algarrobo que alimentaba a los numerosos hornos de fundición de minerales que funcionaban las 24 horas del días, y que provenían de los Campos de Huaco y de Pipanaco. 


Esta tala y explotación intensiva, indiscriminada e irracional de árboles en dichos campos, de los que igualmente se extraía leña y madera, para alimentar hornos de fundición de minerales, en las explotaciones mineras de “La Constancia”, “El Ingenio de Amanao”, de Adolfo Esteban Carranza; y en el Establecimiento Minero de Pipanaco que pertenecía a la sociedad de Adolfo E. Carranza y los hermanos Molina, cumplían pareja “tarea de depredación”, de campos de 200 y 500 has de extensión, aproximadamente. 


Podrá por tanto advertirse, que si la actividad minera utilizándose el proceso de los “hornos de fundición de minerales”, se extendió en forma intensiva desde 1.870 a 1.900, es decir, durante treinta (30) años, ya que solo “El Pilciao” funcionó hasta 1.890 y “La Constancia” diez años más; la tala indiscriminada y la extracción de madera, diezmó los bosques naturales de Andalgalá y aniquilo los algarrobales existentes, provocando un verdadero desastre ecológico que se tradujo en una alteración negativa del clima, a tal punto que el régimen de lluvias que alcanzaba hasta 1.880  entre 600/700 mm, anuales, cayó estrepitosamente con posterioridad a 250 mm, promedio.


Por otra parte, si paramos mientes y recordamos que en el primer Censo Nacional de 1.869 durante la Presidencia de Sarmiento, Andalgalá contaba con 14.778 habitantes; y en el Censo Provincial de 1.901 la población estable, cae a un total de 4.904 habitantes; resulta evidente que la actividad y explotaciones mineras en aquellos años no actúo como factor ni elemento transformador de la economía regional, y menos aún, de la Provincia de Catamarca.


En un relevamiento económico provincial de 1904, se destaca que Andalgalá contaba con un centenar de pequeñas y medianas bodegas, y que la Finca de Huasán tenía implantadas 865 has de viñas con uvas finas para vinificar, y producía 1.500.000 litros de vinos de diferentes tipos que se vendían en todo el noroeste y resto del país.


El mismo Samuel Lafone Quevedo, tenía un establecimiento vitivinícola con viñedos propios y era un pionero en esta actividad agro-industrial en la que había logrado vinos de excelencia modificando el sistema tradicional de conducción, de poda y de riego, siguiendo las prácticas de Burdeos, donde en aquel entonces se elaboran los mejores vinos del mundo. Precisamente por esto, esa notable figura de nuestro pasado que terminó sus días como Director del Museo de Ciencias Naturales de La Plata, en uno de sus trabajos, también como investigador y polígrafo, ya advertía, hace más de un siglo la imperiosa necesidad de preservar los acuíferos naturales y el agua, como elemento esencial en la vida de los pueblos y factor indiscutible del verdadero desarrollo y crecimiento a través de su uso racional, para las generaciones futuras.


Los antecedentes históricos de las explotaciones mineras en Andalgalá, y en la Provincia, evidencian la desaprensión con la que se manejaron sucesivos gobiernos en el campo de las autorizaciones y explotaciones mineras en gran escala, sin importarles la preservación del medio ambiente y de un recurso natural esencial para la vida humana y el verdadero desarrollo de los pueblos, como lo es el agua.n
 

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Comentarios

17/2/2021 | 20:11
#149006
Felicitaciones al Dr. Furque por tan completa, detallada y correcta descripción histórica de nuestra sufrida Andalgalá. La minería siempre dejó un daño ambiental irreparable a pesar de haber sido una actividad importante nunca fue sustentable. Lamentablemente los gobiernos de turno, nunca se ocuparon de apoyar a las economías regionales con verdadero porvenir y futuro. Esta situación se repite en el presente. La actual minería a gran escala no aportó ni aportará beneficios económicos a las comunidades tal como sucedió con alumbrera. Es la actividad del saqueo, despojo, contrabando y todo tipo de irregularidades en lo jurídico y ambiental. No queremos este tipo de actividades que solo dejan destrucción y pasivos ambientales irremediables.

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