Columna de opinión

“Lidiar con la violencia”

lunes, 29 de noviembre de 2021 02:11
lunes, 29 de noviembre de 2021 02:11

(*) Rodrigo Morabito
Es común ver a diario en las crónicas de los medios de comunicación hechos de violencia. Violencia que no solo se comete a través de la inseguridad o debido a conductas ilícitas, pues también se ve en la cotidianeidad de las calles por parte de la sociedad.


Algunas causas de las conductas violentas están originadas por la falta de conciencia de las personas que creen que esta es la mejor forma de realizar las cosas; por ejemplo, a través de manifestaciones mediante el empleo de insultos y daños a personas y bienes debido a golpes, empleo de armas o elementos contundentes. 


Por otra parte, esa violencia también puede estar originada en razón de la fuerte ignorancia que existe de no conocer mejor vía para resolver los conflictos; en otras palabras, las personas no saben o no asumen que la forma más adecuada de resolver un fenómenos social conflictivo es dialogando y analizando qué causó ese problema y luego tratar de solucionarlo. 


Por último y evidentemente otra fuente que origina esa violencia es el no poder controlar los impulsos.


Esto que señalo es prácticamente moneda corriente en estos tiempos; quizás un simple altercado en la calle (muchas veces por falta de tolerancia y la incapacidad para resolver el conflicto en forma pacífica a través del diálogo) puede generar conflictividades mayores, como por ejemplo, producir lesiones de gravedad y en otras, incluso, la muerte de una persona. La desgracia está siempre a la vuelta de la esquina.


Sin dudas que este flagelo no se da solo en los adultos, lo que es peor aún y debe llamarnos demasiado la atención es que los jóvenes están cada vez más violentos, ya sea en sus familias, la escuela, cuando salen a divertirse, etc.


Abordar y encontrarle una salida a este fenómeno es algo que nos corresponde como adultos, en otras palabras, debe preocuparnos y ocuparnos, ya que minimizar la violencia depende de cómo estamos educando a esos jóvenes para que puedan solucionar los conflictos en forma armónica y en el futuro lograr una convivencia social cohesionada y pacífica. 


Si un joven o una joven, ante un aprieto determinado acude inmediatamente a la violencia verbal y física como una forma de enfrentar ese problema en el que se encuentra inmerso, es porque algo estamos haciendo mal como familia, sociedad y Estado. 
Ese o esa joven que acciona o reacciona violentamente y que luego puede llegar a tener una consecuencia sancionatoria, quizás la peor de todas recibida por la injerencia de la Justicia penal, es o debiera ser lamentablemente un gran problema para toda la ciudadanía, simplemente porque la Justicia penal llevará (si corresponde) a la aplicación de una sanción y, esa sanción, por mayor legitimidad que tenga dentro del marco de la ley, no abandonará su naturaleza intrínseca de dolor, pues, castigar, siempre implicará la aplicabilidad de más violencia.  


Ante este panorama, debo concluir en que la violencia no encontrará solución en el castigo (más allá de que en ocasiones sea una consecuencia necesaria e inevitable), sino en la manera armónica y pacífica en la que comencemos a afrontar los conflictos violentos y, claro está, educando para que los más jóvenes asuman igual comportamiento.      

(*) Juez de Responsabilidad Penal Juvenil. Profesor Adjunto de Derecho Penal II (UNCA). Vocal Titular de la Mesa Nacional de Asociación pensamiento Penal. Miembro de AJUNAF. Miembro de la Red de Jueces de UNICEF. Miembro del capítulo argentino de Magistradas y Magistrados por los derechos sociales y la doctrina franciscana.
 

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