33 de mano
Turismo “cuestión de Estado”: ¿una mentira?
La frase ya tiene mayoría de edad: “El turismo en Catamarca es una cuestión de Estado”. La dijeron gobernantes y funcionarios de todos los partidos políticos que accedieron al poder hace… ¡décadas! Cada uno tenía su manual de eslogan, lo aprenden de memoria y lo repiten entre bombos y platillos, especialmente para cada edición de la Fiesta Nacional del Poncho. Algunos conocían del tema, fueron idóneos y pusieron todo su empeño para vender Catamarca desde el punto de vista turístico. Otros, pasaron sin pena ni gloria (con más pena que gloria, en honor a la verdad) y ni siquiera conocían el camping de La Quebrada. Otros se quedaron en proyectos y buenas intenciones. Ya está llegando a su fin una nueva temporada veraniega y si de turismo se trata el balance es muy pobre en el territorio catamarqueño. Mucho tuvo que ver sin lugar a dudas esta pandemia que limitó todas las posibilidades y las restricciones impuestas por las circunstancias les pusieron rejas a los sitios tradicionalmente conocidos como atractivos turísticos que en nuestra provincia los hay en gran cantidad. Verdaderos paraísos donde la madre naturaleza hizo gala de su generosidad. Pero a poco más de la mitad de enero surgió la polémica cuando se conoció una información oficial: “Según un relevamiento de las áreas técnicas de la Secretaría de Gestión Turística, dependiente del Ministerio de Cultura y Turismo de la Provincia, el impacto económico del movimiento turístico durante la primera quincena de enero fue de más 133 millones de pesos, aún a pesar de las distintas restricciones que hay en los municipios”. Agrega la información oficial: “Este análisis contempla un total de 22.243 turistas que llegaron a Catamarca hasta el viernes 15 de enero, con un promedio de dos noches, que pernoctaron en hoteles y alojamientos turísticos realizando un gasto diario de 3.000 pesos.”
Todo el optimismo oficial no fue compartido por agentes del sector turístico. René Picón, empresario del staff y guía de la agencia Yokavil Turismo (con más de 50 años en la actividad), salió al cruce diciendo: “Se difundieron cifras de ocupación hotelera que son falsas, ya que muchos establecimientos ni siquiera abrieron sus puertas y los que sí lo hicieron tuvieron niveles de ocupación bajísimos”. Agregó: “Es una verdadera vergüenza que no estén funcionando ninguna de las oficinas de información de turismo, ni municipal ni provincial. En Capital no hay donde llevar a conocer a la gente: el Pueblo Perdido de La Quebrada, que es un sitio arqueológico de gran interés, está abandonado al igual que la Casa de la Puna, donde se podía llevar a turistas a ver artesanías”. Desde Antofagasta de la Sierra, emprendedores y prestadores de servicios turísticos, dijeron: “Hemos soportado el cierre abrupto de nuestra actividad, sin dudas el rubro más castigado”. Por su parte, el presidente de la Cámara de Turismo de Belén, Mauricio Pagani, fue categórico: “Es muy difícil trabajar actualmente y pensar en un futuro prometedor. La verdad es que nos sorprendieron mucho los datos arrojados por el Gobierno en cuanto a ingresos de visitantes a la provincia, porque sabemos que no es así. Sabemos que no llegamos ni al 10% de los números que dijeron”. A su vez, David Ávalos, de la Asociación de Prestadores de Servicios de Santa María, señaló que “la temporada de verano no se desarrolla con las expectativas que se tenía, ya que la barrera para ingresar provocó que el turismo optara por otros destinos en donde es más fácil ingresar. Además, desde el área de Turismo no hubo ningún tipo de acompañamiento ni trabajo conjunto. Los hoteles no llegaron ni al 10% de ocupación”. Saque el lector sus propias conclusiones. No tiene sentido vender espejitos de colores a esta altura. Lo de “Turismo es cuestión de Estado” sigue siendo una vieja expresión de anhelo. Ya lo decía el General: La única verdad es la realidad.
Kelo Molas