33 de mano
Esenciales: los que son y los que creen que son
Los que practican el inservible deporte de la grieta, los bien llamados “militantes de la nada” y “pescadores de río revuelto”, tuvieron la pasada semana la oportunidad de profundizarla hasta el mismo precipicio. Fue cuando se desató la polémica del escándalo por el caso del “vacunatorio VIP”. En Catamarca, por un lado, salieron los defensores de lo indefendible, ya por todos conocidos, que juegan su partidito de arrimar porotos para durar unos años más en los bien remunerados cargos que tienen. Por el otro, los “opositores” que juegan de oposición para seguir ganando plata sin hacer nada importante. En la clásica “puesta en escena” (“pa´la gilada”, dicen ellos) se tiran con prontuarios del pasado, expedientes del presente e insultos a futuro. Cumplida la tarea, más algunas apoyaturas en las redes sociales, el resultado siempre es el mismo: nada por aquí, nada por allá. Y oficialistas y opositores siguen disfrutando de la vida y hasta se colocan los carteles de esenciales y estratégicos… ¡sin siquiera ponerse colorados! Avanzan con sus ganancias ministros, legisladores, intendentes y concejales cual ejército dispuesto a dar la vida por más prebendas que otorga el poder. Mientras tanto, los trabajadores pelean día a día por lograr mejoras en sus salarios. A nivel nacional, en medio de un ruido escandaloso, aparece un tal Gerardo Romano que dice: “En un naufragio, se salva antes a las mujeres y a los niños; los viejos ya vivieron”. Si la tontera fuera una nube, este ganso taparía solito todo el cielo. Por el frente, los que se dicen opositores, aparecieron en medio de la protesta tirando bolsas mortuorias con nombres de conocidos kirchneristas. La bajeza expresada en su más alto nivel. Lejos del debate de ideas. Lo peor de lo peor a la vista de todo un país.
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La canción “Sueño con serpientes”, inspiración del cubano Silvio Rodríguez, tiene un prólogo del dramaturgo y poeta alemán Bertohold Brecht: “Hay hombres que luchan un día y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años y son muy buenos. Pero hay los que luchan toda la vida. Esos son los imprescindibles”. En nuestro medio, como lo reflejamos el pasado domingo en el espacio Cara a cara, conocimos la actividad de la Secretaría de Aeronáutica de la Provincia y nos enteramos de los vuelos sanitarios que salvan vidas de bebés recién nacidos, de niños, jóvenes y mayores. Supimos de pilotos con una enorme vocación de servicio en favor de la vida. Esa gente es útil. Esos son seres valiosos. Esos son realmente estratégicos en una comunidad. Ellos son imprescindibles en el contexto de una sociedad. Y hay una población que los ignora cuando en realidad debería tenerlos en la más alta consideración. Los ministros, legisladores, intendentes y concejales, son apenas importantes (algunos, no todos, claro está) cuando cumplen con su cometido, cuando se ajustan al elemental libreto del DEBER SER. No hacen nada extraordinario: hacen lo que tienen que hacer, para eso les pagan muy buenos sueldos. Los pilotos que forman parte del área de Aeronáutica de Catamarca, es gente necesaria, útil e imprescindible. Llamemos a las cosas por su nombre. Hace un tiempo atrás, se generó una polémica porque el Gobierno que preside Raúl Jalil había decidido comprar un nuevo avión sanitario, según dijeron, a un alto costo. Se levantaron voces para gritar que no era una prioridad. Si salvar una vida de un hermano del interior provincial no es una prioridad, ¿de qué estamos hablando entonces? Que todo sea transparente y vengan muchos aviones sanitarios. Para que no sigan muriendo catamarqueños en el camino, cuando una ambulancia tiene que recorrer cientos de kilómetros para llegar a un centro asistencial de alta complejidad. Dejemos la grieta de lado y nos sumemos al sentido común de valorar y defender la vida.
Kelo Molas