Escrito por Elisa Lladós
A Fray Mamerto Esquiú
Naciste en este valle tan hermoso
y por tu humildad fuiste grande hasta llegar
a ser el sol que alumbra el cielo de la Patria,
y de tu provincia el ángel tutelar.
¿Cómo no recordar tu paso por la tierra
desde los lejanos días de tu infancia?
Aquellos que viviste en Piedra Blanca,
llenos de amor, de luz y de esperanza.
El sayal franciscano te cubrió de pequeño
y al convento ingresaste a los diez años.
Tu vida al consagrarse a Dios ya sólo supo
de sacrificios y luchas por salvar hermanos.
La Nación entera te recuerda por el día
en que tu verbo a la Constitución cantó loas,
y por ese sermón que estremeció las fibras,
un lugar te ganaste en nuestra historia.
Recorriste la Patria y en Tarija
muchos años pasaste trabajando;
la obediencia te hizo ser obispo
y una vida de santo ibas mostrando.
Hoy tu nombre y tu figura venerada
son el faro que nos señala el rumbo,
y el bronce que refleja tu mirada
nos habla de tu sentir profundo.
Elisa Lladós de De la Barrera