Qué nos sucedió, qué nos sucede

lunes, 16 de mayo de 2022 01:28
lunes, 16 de mayo de 2022 01:28

A medida que pasan los días continúan apareciendo imágenes, pensamientos, razonamientos, acerca de la situación que atraviesan ciudadanos de nuestra provincia, y de otras también, vinculados a cuestiones financieras y de alto nivel de frustración y dolor.

Esto no implica expresar juicios de valory bajo ningún punto de vista calificaciones referidas a personas o actividades que cada uno adopta en la vida.

Me parece oportuno como profesional de la salud mental, intentar pensar -e invitar a nuestra querida sociedad de la que formamos parte- que nos sucedió y que nos pasa.

Es insoslayable que estamos asistiendo a un momento de la vida en donde la tecnología nos sorprende cada vez más, con logros importantes, con avances científicos, etc., pero también con altos costos, efectos colaterales y adversos.  Si bien la comunicación se despliega a través de innumerables sistemas, cada vez hablamos menos, nos miramos menos, el silencio pasa a ser un miembro más en una mesa familiar o en una confitería, el celular nos atrapó...

Los aislamientos, las depresiones, las adicciones, etc. están a la orden del día. Y ahí aparece con mucha fuerza algo que a veces no pensamos: el mercado, que establece fuertes parámetros de consumo permanente y un mensaje que marca un registro que se estampa en nuestra psiquis, sin permitirnos discriminar o razonar de manera independiente.

Estamos inmersos en una pantalla con mucho brillo, donde hay que configurar un personaje que responda a esos mensajes, sin darnos cuenta que quedamos atrapados en una ficción y que cuando queremos reaccionar muchas veces es tarde, y es la realidad.

Y si estamos atravesados por una demanda de urgencia, donde hay que consumir todo, destacarse por lo que se tiene como en las películas de Hollywood y donde la mirada está puesta en lo que el otro tiene para intentar alcanzar esa medida, cueste lo que cueste.

hasta los abordajes terapéuticos transgreden lo reconocido y dispuesto por las universidades públicas o privadas, para poner en marcha mensajes de bienestar y solución inmediata. Los discursos van y vienen tratando, a través de la sugestibilidad, ofrecer felicidad o un mundo mejor.

Nuestros antepasados hablaban del esfuerzo para lograr cosas y cuanto más nos costaba algo más valorábamos lo que teníamos. Hoy parece que no es posible... pretendemos ser “ricos” de un día para el otro, porque el “sueño americano” está presente y aparece esa famosa particularidad de picardía argentina que tanto nos hizo y hace en este increíble país.
Creo que lo que intento es que nos hagamos una interpelación como sociedad. Esto no atraviesa un sector nada más, sino a toda la estructura: social, política, religiosa, etc.

Si no hacemos algo, el camino será más largo, con más sufrimientos, más frustración y “depositando” ilusiones, proyectos, aspiraciones en otras personas.

Edgardo Quiroga

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