OPINIÓN

Héroes y mártires defensores de la Constitución Nacional Argentina

domingo, 19 de junio de 2022 01:40
domingo, 19 de junio de 2022 01:40

16 de junio de 1.955, gobernaba la Argentina el presidente Juan Domingo Perón, en pleno ejercicio democrático del poder político. Los intereses sectoriales no cesaban en sus ambiciones de poder. Esta jornada fue el día elegido por los opositores al gobierno constitucional para asesinar al presidente de la República de la gran nación sudamericana y a su pueblo, causar daños materiales a instituciones públicas y propiedades personales de los mismos. Para ejecutar el horrendo acto de terrorismo, un sector de la marina de guerra aeronaval y del ejército se revelan, insubordinándose al poder ejecutivo nacional. Los militares que debían velar por la seguridad del territorio, las aguas y el cielo argentino, bombardean desde el aire el corazón político y al pueblo de la República. 

La aviación era la centinela de los cielos argentinos sentencia a muerte a los ciudadanos desarmados, que transitaban en paz por las calles y paseos públicos en cercanía a casa rosada. El odio incontrolable hacia un sector de la población que pujaba por sus derechos, originó el ataque bélico, de guerra con bombas aéreas, ametrallamiento desde el aire, utilizando aviones de combate. Los cazabombarderos gloster meteors comandados por pilotos profesionales, entrenados para acciones bélicas. Los mismos que juraron defender a su Patria, el pueblo y sus autoridades legítimas, apretaban los gatillos de la muerte, rompiendo el juramento de lealtad hacia el país en el que nacieron, a sus símbolos patrios y la Constitución Nacional Argentina, a la que alguna vez prometieron ser leales defensores.

Militares profesionales del arte de la guerra incalculables fueron los destrozos materiales ocasionados al estado y a la comunidad, en lo económico y patrimonial. Pero la destrucción, el dolor dejado en la ciudadanía argentina es irreparable para toda la vida. La propia insignia argentina, la que los jóvenes pilotos, guerreros de la marina aeronaval juraron lealtad, la atacaron desde el firmamento, con explosivos de fragmentación y proyectiles de ametralladoras aéreas, por el suelo de las arterias viales corría sangre de miles de inocentes ciudadanos abatidos a tiros y bombas. Cuarenta modernas máquinas de combate con los colores de nuestro pabellón nacional sobrevolaban el cielo porteño arrojando fuego mortal. Invadieron ilegalmente el espacio aéreo y el territorio nacional. El sagrado símbolo patrio, apenas ondeaba en el mástil de plaza de mayo. El monumento ecuestre en honor a su creador, el Gral. Manuel Belgrano exhibe las heridas abiertas de los impactos bélicos de la cruenta jornada. Arriba, en el cielo, sobre ellos las alas guerreras, también con los mismos colores de la bandera abajo abatida por sus pilotos de guerra de la marina, que prometieron defenderla, aún a costa de perder la vida por ella, su nación y el pueblo donde nacieron y se formaron como pilotos experimentados de aviones cazabombarderos de guerra, para enfrentar ejércitos extranjeros, no así para aniquilar a mujeres, hombres y niños de su país. Jamás en la historia de la Argentina, a su símbolo, y su gente, un ejército propio la atacó en acto de guerra como lo hicieron los militares rebeldes el día 16 de junio de 1.955. 

La Patria no estuvo sola ni desamparada, tampoco el paño bicolor y su humilde pueblo. El regimiento de granaderos a caballo, creado por el Gral. San Martín para velar siempre por su independencia y libertad, la defendió una vez más. Liberándola de los enemigos internos ese día. Los granaderos, escoltas presidenciales de la nación, no dejaron que sigan asesinando a los soberanos, ni arrebaten la investidura presidencial, tampoco, que nuestra enseña nacional celeste y blanca sea avasallada por los insurrectos que realizaron el golpe al estado argentino. Nueve granaderos de distintas provincias inmolaron sus vidas por el gran pueblo gozoso de libertad. De ellos, tres joyas de nuestra tierra catamarqueña, fueron parte de la historia argentina, jóvenes escoltas, leales al sistema democrático, a su juramento de fidelidad. Dos de los patriotas granaderos eran catamarqueños fueron muertos en el campo de batalla por plomo argentino, que dispararon también soldados argentinos, pertenecientes a la marina de guerra aeronaval. Sus vidas fueron ofrendadas para que el sistema democrático de Gobierno no fuera ilegalmente interrumpido y suplantado por la tiranía de una dictadura militar. 

Entre los gloriosos héroes y merecedores de los laureles, fallecidos en la guerra bélica de esa jornada, discípulos del libertador de América, formados con el temple, el saber, la estrategia militar, y la convicción de vivir o morir por la patria, legado sanmartiniano en el que fueron militarmente entrenados. Los tres granaderos eran hijos del pequeño terruño del noroeste argentino. Dos glorias provincianas murieron acribillados, Ramón Antonio Cárdenas y Laudino Córdoba, y el conscripto Pedro Teófilo Bustamante sobrevive a los bombardeos aéreos. Fue el soldado granadero catamarqueño, que junto a sus camaradas del escuadrón armas pesadas sección ametralladoras antiaéreas, se enfrentaron a corta distancia y de manera directa, con los cazabombarderos, casi mirándose a los ojos con los pilotos atacantes. Desde los techos de casa rosada, y sin protección física, intercambiaban proyectiles de ametralladoras y bombas. Repelieron el constante cañoneo aéreo. Fue la primera vez, que la aviación de marina argentina voló las naves para accionar sus armas, empleando todos los pertrechos, poderío bélico y conocimiento táctico. No lo hizo contra el ejército de una potencia extranjera. Su primer tiro lo realizó como fuerza rebelde contra su propia Patria argentina, la Constitución Nacional Argentina, su gente y a un ejército compatriota, como son los Escoltas Presidenciales de Granaderos a Caballo. La fuerza patriota, leal los derrota en esa sangrienta jornada, otro triunfo del histórico regimiento en suelo argentino. Ante el fracaso, los golpistas huyen al Uruguay para refugiarse y escapar de la ley. Alguien le llamó a los bombardeos del 16 de junio, el bautismo de fuego de la aviación de la marina argentina.
Pedro del Valle Bustamante. DNI 14.324.313. Hijo del granadero sobreviviente 
 

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