Columna de Opinión: “La libertad de expresión y sus límites justificables”

lunes, 5 de septiembre de 2022 00:30
lunes, 5 de septiembre de 2022 00:30

Escribe Rodrigo Morabito (*)

Si en estos tiempos que corren pensamos en los límites a la libertad de expresión, es ineluctable acordarse de la famosa cita: Detesto lo que piensas, pero defenderé hasta la muerte tu derecho a decirlo (Frase de la escritora británica Evelyn Beatrice Hall, extraída de su obra “Los amigos de Voltaire” (1906) y que se suele atribuir erróneamente al filósofo francés).
Si bien la libertad de expresión es un derecho humano fundamental que debe siempre estar protegido por los Estados, no es absoluto (ningún derecho lo es) sino que encuentra límites justificados que solo pueden imponerse para ciertos casos o fines legítimos específicos; tal el caso de la apología del odio o discursos del odio. 
Debe quedar muy en claro que todas las personas tienen derecho a la libertad de pensamiento, conciencia, religión, opinión y expresión. Sin embargo, dicho derecho (por la misma razón que no es absoluto) puede estar sujeto a ciertas limitaciones para que no entre en conflicto con otros derechos como el derecho de otras personas a no sufrir discriminación.
Como podrá advertirse, un límite justificado legítimamente a ese derecho humano a la libertad de expresión lo es un discurso del odio. 
Ahora bien ¿Qué es un discurso de odio? ¿Quién podría definir que un discurso puede ser odio, o que incite al odio? 
Sobre este punto, una definición de suma importancia la dio el Consejo de Europa; al sostener que (los discursos de odio) son “formas de expresión que propaguen, inciten, promuevan o justifiquen el odio racial, la xenofobia, el antisemitismo y cualquier otra forma de odio fundado en la intolerancia, incluida la intolerancia que se exprese en forma de nacionalismo agresivo y etnocentrismo, la discriminación y hostilidad contra las minorías, los inmigrantes y las personas nacidas de la inmigración”.  
A su vez, el concepto también ha sido definido por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, de la siguiente manera: “toda forma de expresión que propague incite, promueva o justifique odio basado en la intolerancia”. 
Por otra parte, el art. 13 apartado 5 de la Convención Americana de Derechos Humanos (tratado incorporado a nuestra Constitución Nacional) que regula el derecho a la libertad de pensamiento y de expresión establece de un modo claro lo siguiente: “Estará prohibida por la ley toda propaganda en favor de la guerra y toda apología del odio nacional, racial o religioso que constituyan incitaciones a la violencia o cualquier otra acción ilegal similar contra cualquier persona o grupo de personas, por ningún motivo, inclusive los de raza, color, religión, idioma u origen nacional”. 
A partir de estas disposiciones, quizás sea el momento (aunque lo fue desde siempre) para comenzar a evitar no solo los discursos del odio o las incitaciones a la violencia que abundan hoy en día especialmente en las redes sociales, sino para reflexionar que la violencia y, en especial el odio, esto es la antipatía y aversión hacia algo o hacia alguien cuyo mal se desea; no nos permitirá jamás desarrollarnos y crecer como Nación, sino más bien, generar divisiones inconcebibles en un Estado democrático de derecho. 

 (*) Juez de Responsabilidad Penal Juvenil. Profesor Adjunto de Derecho Penal II (UNCA). Miembro de la Mesa Nacional de Asociación pensamiento Penal. Miembro de AJUNAF. Miembro de la Red de Jueces de UNICEF. Miembro del capítulo argentino de Magistradas y Magistrados por los derechos sociales y la doctrina franciscana. 
 

Comentarios

5/9/2022 | 08:02
#149006
No comparto tu opinión pero daría mi vida por defender tu derecho a expresarla. Expresión ampliamente reconocida sobre el respeto a la libertad de opinión, que ahora se pretende cercenar basados en el discurso del odio. La tiranía se combate a través de la razón, y limitar su expresión no hace más que contribuir a la opresión.

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