OPINIÓN

Ciencia, tecnología, y buen sentido

domingo, 5 de marzo de 2023 02:17
domingo, 5 de marzo de 2023 02:17

La politóloga Gloria Álvarez, guatemalteca, designa al “capitalismo de amigos” y al “mercantilismo estatal” señalando que capitalismo significa libre mercado. Y se pregunta, ¿libre de qué? Respondiendo, libre de privilegios, de favoritismos, de monopolios, de oligopolios, de trabas burocráticas, libre de cualquier tipo de obstáculo que ponga a unos a poder comerciar y les prohíba a otros poderlo hacer. Donde todos estén bajo las mismas reglas, de igualdad ante la ley, con reglas iguales y parejas para cada individuo. 


A diferencia del mercantilismo estatal donde los allegados al poder gozan de privilegios y favores que el resto de los ciudadanos no tiene, destacando que capitalismo es libre competencia, lo cual es clave para el funcionamiento eficiente de los mercados y para resguardar los derechos de los consumidores. Y concluye, si en serio nos preocupa dar a cada persona mejores oportunidades entonces necesitamos demandar mercados libres, sin clientelismo ni favoritismo y en igualdad no material sino ante la ley para todos y cada uno. 


Hecha esta introducción, el capitalismo de amigos, o mercantilismo estatal como lo designa Gloria Álvarez, es una economía en la que el éxito de los negocios depende de una estrecha relación entre los funcionarios gubernamentales y los empresarios amigos y allegados. Una economía en donde los negocios más rentables dependen de los vínculos entre los empresarios y funcionarios de gobierno, en donde existe una cercanía entre éstos y los grandes negocios en detrimento del fortalecimiento de las normas legales. Un modelo económico donde se enriquecen los miembros de ambos grupos, funcionarios gubernamentales y empresarios privilegiados y favorecidos a costa del resto de la sociedad.


Las consecuencias negativas para la sociedad son claramente evidentes por cuanto ésta paga, a través del gobierno, por los bienes y servicios que adquiere un precio mayor que de haberlos adquiridos en mercados de libre competencia, generando así una pérdida para la sociedad que es quien como consumidora transfiere recursos a los actores privilegiados, con el consiguiente impacto en la distribución del ingreso haciendo ricos a los funcionarios públicos involucrados y a los empresarios amigos y allegados al poder y empobreciendo al resto de la sociedad.


Una economía en donde se manipulan los precios por encima de aquéllos que existirían en un mercado competitivo y se le niegan oportunidades a aquellos empresarios que tienen las habilidades y los activos, pero no el acceso político y así la movilidad social se ve afectada por la falta de oportunidades. Un modelo donde los funcionarios para permanecer o ascender dentro de la estructura de la administración pública deben “hacer la vista gorda” sobre las tropelías que ocurren o, peor aún, salir a defenderlas. 


Y aquí cabe la siguiente acotación, hay quienes afirman que es tanto o más corrupto el funcionario que justifica los abusos. En este modelo económico de capitalismo de amigos la ley no se aplica por igual a todos los actores económicos y sociales existiendo falta de transparencia, discrecionalidad y abuso de autoridad, llegándose al extremo de modificarse las normas legales que hacen a los procedimientos de compra para ganar impunidad. Como conclusión, el capitalismo de amigos es lisa y llanamente corrupción en el manejo de los recursos públicos, recursos que son de todos.
 

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