OPINIÓN

El Derecho y la Inteligencia Artificial

viernes, 13 de septiembre de 2024 01:38
viernes, 13 de septiembre de 2024 01:38

En disciplinas como el Derecho, el desarrollo de la Inteligencia Artificial (AI) terminará suplantando al humano, logrando mayor eficiencia, celeridad, precisión y resultados. Probablemente también suceda con otras profesiones, pero algunas no verán su reemplazo de manera inmediata. 
Actualmente, los países del hemisferio norte utilizan la AI que proporciona Chat-GPT en porcentajes superiores a Google como respuesta a preguntas que realizan los usuarios. El rango actual de búsqueda está fijado en un 60-40 % en favor de los desarrolladores de Inteligencia Artificial y se trata de una tendencia que crece día a día, a pesar de que su implementación tiene menos de dos años de uso público.
Evidentemente, la Inteligencia Artificial viene avanzando con velocidad y aún no estamos conscientes sobre sus alcances futuros, que podrán ser buenos o malos. 
Un simple análisis numérico puede confirmar cuál sería, por ejemplo, el uso que se lleve a cabo en nuestro sistema judicial. Veamos el caso: los Juzgados Civiles de Primera Instancia de nuestra ciudad tienen en la actualidad una estadística que oscila en el dictado de entre 50 a 60 sentencias definitivas por año, incluso con digitalización. Esto sucede sobre un universo de 400 a 500 juicios que ingresan cada año por Juzgado. Es decir que solo un 10% de las causas que recibe un Tribunal llega a ser resuelta, siendo esta la mejor explicación de por qué existe demora judicial. Con la implementación de la inteligencia artificial y la carga digital de datos que hoy ya existe, una computadora entrenada podría (y podrá) resolver 500 juicios por día, con un simple programa de carga y análisis de datos. Este solo elemento permite diferenciar el abismo que existe en el resultado entre el trabajo humano y el de computadoras en tareas cognitivas en la actualidad, aplicada a uno de los Poderes del Estado. 
Esto mismo, traducido al ejercicio profesional de la abogacía, demuestra que actividades como la de los profesionales del derecho podrían desaparecer en menos de una década, y esto para mencionar una profesión en concreto. Otras, como podría ser la Ingeniería, Arquitectura, Medicina, etc. podrían correr suerte similar, donde el reemplazo incluso podría ser mas veloz. 
Ahora bien, la cuestión que nos preocupa como sociedad, será ver como se desarrollará por sí y para sí la “inteligencia artificial” a futuro. Pues nada indica que lo haga con esquemas de legalidad, utilidad, racionalidad o incluso beneficio humano, ya que podría evolucionar en sentido adverso a los principios sociales que gobiernan nuestra vida comunitaria. 
Aclaro en este punto que la principal característica de la IA es el aprendizaje y evolución por sí misma, abstraída de las directivas que pueda impartir el humano, y que casualmente la Carta abierta que en Marzo de 2023 firmaron algunos de los mas importantes desarrolladores del mundo de la Inteligencia Artificial, dentro de los cuales se encontraba Elon Musk, Steve Wozniak (cofundador de Apple) y otras mil personas mas, tenía como finalidad detener su avance por seis meses para fijar pautas sobre las cuales debía trabajarse para que dicha evolución no fuera en contra los intereses humanos. 
Veamos un ejemplo para comprender el concepto: el primer aprendizaje humano comienza en la distinción entre lo que está “bien” y “mal” y es el resultado de años de evolución cultural. Una máquina no necesariamente estará regida por estos valores ni patrones y bien podría inclinarse hacia conductas que nosotros consideramos “disvaliosas” pero que no lo sean para la Inteligencia Artificial. Lo que se conoce como “Deep learning” o “aprendizaje profundo” es la capacidad que tiene la IA de sacar conclusiones propias sobre la base de datos que incorpora y que está en condiciones de buscar y/o generar por sí misma. Es decir que aprende y obtiene conclusiones propias en base a búsquedas que ella misma realiza en la web y de esta manera crea una consciencia “independiente” de los humanos. Cuando esta consciencia no compatibilice con nosotros, los humanos pasaremos a ser una pesada carga para la IA, que nos verá como obstáculo al mundo que desee crear, y para ello nada mejor que analizarlo con un ejemplo directamente vinculado a la órbita que nos convoca, es decir la Justicia. Actualmente existe un régimen de imputación delictiva que alcanza únicamente a personas físicas (el Código Penal se aplica únicamente a sujetos que delinquen, y que por cierto son humanos). Sin embargo, si existiera un fraude -por ejemplo- generado por Inteligencia Artificial que actúe por ella misma delictivamente, ¿quién sería penalmente responsable? 
Este es un claro ejemplo donde los intereses humanos y de la AI se contrapondrán y donde comenzarían los problemas. 
Actualmente estamos acostumbrados en ver a las máquinas como una herramienta de gran ayuda a las personas, pero nunca las analizamos bajo el desarrollo de una consciencia independiente de la nuestra y con intereses propios. 
Se trata de un tema que requiere amplio debate del cual no escapará la actividad del derecho, encargada de su regulación, aun cuando la Inteligencia Artificial primero emergerá como una herramienta fundamental aplicada al régimen de nuestra Administración de Justicia, pero que deberá ser minuciosamente seguida antes que sea demasiado tarde. 

 

Ángel Granizo 
    Abogado 
 

Comentarios

Otras Noticias