Solange Calabró, empleada del sector Marketing de Ideas del Sur, es la nueva pareja de Marcelo Tinelli (51). El martes pasado cumplió 34 años y sus amigas la llaman Sol.
La primera esposa de Marcelo fue Soledad Aquino, que le dio dos hijas, Micaela (23) y Candelaria (21), y su segunda mujer fue Paula Robles, con quien tuvo a Francisco (13) y Juanita (9).

El romance

En enero de 2011 salió a la luz la relación de Marcelo con Sol Calabró, que ya lleva casi dos años. El último fin de semana fotógrafos de varias revistas los volvieron a pescar in fraganti, primero en Uruguay y después en su regreso a la Argentina. Dicen que es idéntica a Paula.
A Marcelo, el hombre más expuesto de la farándula argentina, el Rey de la televisión, le gustan las chicas de perfil bajo. Que para alto ya está él. Así era su primera mujer, quien trabajaba en la producción del programa Badía y Compañía cuando conoció al entonces periodista deportivo con quien se casaría en 1986. Así era Paula, que si bien lo conoció siendo bailarina de Ritmo de la Noche cuando el era su conductor, siempre fue callada y reservada, incluso después de casarse con él, en 1997. Y Solange Calabró es así: no hace ruido, aunque como Paula y Soledad, tiene su carácter.

Quién es ella

La morocha que hoy ocupa el corazón de Marcelo nació en San Isidro, vive sola en un dúplex del barrio de Belgrano, está separada –se casó en el 2000 pero el matrimonio duró muy poco- y adora estar con sus amigas. Tiene dos sobrinas a las que consiente y mima, tanto que al viajecito que hizo con Tinelli el pasado fin de semana las llevó consigo: se llaman Olivia y Juana.

Cómo se conocieron

Marcelo Tinelli se separó de Paula Robles (44) en mayo del 2009. Sol Calabró entró a trabajar a Ideas del Sur en 2001, siendo ya separada, por lo que los rumores que indican que dejó a su marido por Marcelo son infundados. Sus primeros encuentros fueron en los pasillos de la productora, como empleada y jefe. Con el tiempo comenzaron a compartir charlas y a descubrir que tenían cierta afinidad hasta que apostaron por construir algo juntos, aunque sin intenciones de sacarlo a la luz. De eso se ocuparía la prensa, que, fotos mediante, apuró el blanqueo.