“Mi donación es una acción voluntaria en agradecimiento a la institución que me cobijó siendo niño y adolescente. Por eso tengo especial cariño por la Biblioteca Julio Herrera”, dijo el poeta catamarqueño Leonardo Martínez al ser consultado sobre su loable decisión de donar su colección personal de libros a la única biblioteca provincial de Catamarca.
Martínez recordó que de chico los salones de esa biblioteca le sirvieron de lugar de estudio y lectura y que, años después, también estuvieron ligados a su formación intelectual. Por eso -pensó- qué mejor que hacer llegar su biblioteca personal -donde se acumulan títulos de literatura y poesía contemporánea sobre todo- a esa institución que le dio un espacio para cultivar su pasión por las letras.
Si el donativo es valioso en sí, más valor reviste aún el hecho de que Martínez haya decidido desprenderse de muchos libros que reconocidos autores argentinos y latinoamericanos le dedicaron. “Tengo libros con dedicatorias de autores argentinos y latinoamericanos, como Enrique Molina, Joaquín Ranuzzi, Olga Orozco, Juan José Hernández, Silvina Ocampo, José Emilio Pacheco. Creo que la biblioteca los sabrá valorar y conservar”, señaló.
Una remesa de sus libros ya llegó a la biblioteca y está siendo catalogada e inventariada para ponerla a disposición del público lector. Otras tantas cajas aún aguardan para ser enviadas desde Buenos Aires, donde reside el poeta desde 1990.
Además de libros de otros autores, Martínez completará la colección de sus propias obras, enviando los libros de su autoría que no están en la biblioteca.
El escritor lleva una docena de libros publicados, desde 1989 cuando editó su primer libro de poemas, al que llamó “Tacana o los Linajes del Tiempo”, haciendo referencia al pueblo del departamento Ancasti donde vivió algunos años tras jubilarse de su función docente. Desde entonces, ha publicado otros once títulos: Ojo de brasa, El señor de Autigasta, Asuntos de familia y otras imposturas, Rápido pasaje, Jaula viva, Estricta ceniza, Jardín volátil, Las tierras naturales, Resumen de espejos, Los ojos de lo fugaz y El tiempo cumplido. Actualmente, comentó, Editorial Sarquís prepara la reedición de su primera obra, sobre la que no existen ejemplares disponibles. Aunque vive desde hace más de dos décadas en Buenos Aires, el poeta reconoció que Catamarca fue siempre su musa inspiradora.