La muerte de Blanca Vicuña Ardohain, la primera hija de Carolina y Benjamín Vicuña, fue una tragedia conmovedora para toda la sociedad y demoledora para la joven pareja y sus familiares. Fue inesperada e insoportable para una mujer como Pampita, que había logrado algo tan ansiado como una familia perfecta, la que la vida le negó en su infancia, que vivió sola con su madre.
Durante el proceso de la enfermedad ellos no abandonaron ni por un momento a la niña internada en terapia intensiva en la Clínica Las Condes, en el barrio del mismo nombre en Santiago de Chile. Desde que Blanquita sufriera un derrame cerebral y fuera llevada de urgencia al quirófano en la noche del viernes 7 de septiembre Carolina Ardohain y su marido Benjamín Vicuña hicieron mutis.
Al día siguiente la chiquita murió y a partir de ese momento la pareja se rodeó de la familia de Benjamín y la madre de Carolina. Unos pocos amigos pudieron acceder al velorio y participaron de la misa y el posterior entierro en un cementerio de las afueras de Santiago.
A partir de ese momento nada se supo, los amigos más cercanos es posible que hayan tenido alguna oportunidad de saludarlos y reconfortarlos. Las demás personas que tenían comunicaciones regulares con ellos por trabajo, prensa o cuestiones personales ni siquiera se atreven a marcar sus números. La decisión tras los funerales, fue acatada por todos.
La familia Vicuña – Ardohain se retiró inmediatamente a un campo del sur de Chile que pertenece a la familia de él y estarían acompañados por algunos parientes cercanos de Benjamín. Todo hace suponer que al menos por el resto del mes estarán aislados en ese lugar no identificado, aunque Benjamín Vicuña viaja al centro de Santiago donde se reincorporó al trabajo.
Según informó el portal Terra en Chile, el actor se sumó a las grabaciones de la miniserie Prófugos para la HBO en tomas de exteriores.