Magia en Cosquín

Y por un ratito, volvió Serú Girán

En la primera jornada del festival cordobés, el cierre de la noche tuvo en escena a Charly, David Lebón y Pedro Aznar.
domingo, 10 de febrero de 2013 00:00
domingo, 10 de febrero de 2013 00:00

Eran más de las 2.20 de la madrugada, y las esperanzas se desvanecían en el público. Es que la fecha que llamaba a diferentes cruces de artistas sobre el escenario ya había hecho una burla al no mixturar a Charly García con Fito Páez. Sin embargo, tan sólo una frase encendió a la adormecida masa. “Falta nuestro baterista, Moro (quien murió en el 2006), pero hoy vuelve Serú Girán”, dijo García; un nuevo reencuentro de la banda estaba en pie.

Muchos que estaban tirados en el pasto del Aeródromo de Santa María de Punilla se pusieron de pie, otros más rezagados quisieron recuperar lugares perdidos, algunas parejas más entradas en años se abrazaron y alguno aventuró que se trataba de “la mejor banda de la historia del rock nacional”. Subjetividades aparte, el público que se dio cita en la sierras cordobesas (que superó ampliamente las 40 mil personas) estaba ante un hecho poco común, y lo vivió como tal.

Fueron dos canciones, pero valieron la noche. Comenzó el mini set de Serú con “Perro andaluz”; pero el delirio genera se dio con la siguiente interpretación. Entre tema y tema, los músicos se jugaron alguna broma y allí sí se lanzaron con “Seminare”, un clásico que parece ser ineludible en cada reunión de reencuentro.

Con la tarea realizada, el trío se abrazó y saludó al público, y Charly, quien aún continuaría sobre el escenario unos minutos más, lanzó la chapa sobre el escenario, pero a sabiendas de la contundencia de su frase: “esto es una banda de rock”, espetó García, sin ponerse colorado. Ese fue el auge de una jornada con diferentes condimentos.

Los propios Lebón (alrededor de las 18 horas) y Aznar (a continuación) habían pasado más temprano sobre el escenario principal del Cosquín Rock. El bajista demostró todo su virtuosismo y tras “Mientes”, se ganó una cerrada ovación de un público que comenzaba a crecer con el correr de las horas. Luego, cerraría su presentación con una pista de Sandro acompañada por su grupo.

Llegó poco después de las 20 el momento de Fito Páez. Una performance impecable del rosarino, quien inició su set con “El amor después del amor”. Vestido íntegramente de blanco, quien realizara el disco más vendido de la historia del rock nacional, repasó temas clásicos.

Así, canciones como “11 y 6”, “Tráfico por Katmandú”, “Un vestido y un amor” o “Ciudad de pobres corazones”, no faltaron. Sí fue muy emotivo el momento en que sonó “Pétalo de sal” y sonó a dúo con una pista del Flaco Spinetta; a un año de su muerte. Páez dijo tras la canción: “Aquí, en el corazón de todos. Nadie se fue a ningún lado”.

La muy buena presentación de Fito concluyó con “Mariposa Tecnicolor”, pero otro momento destacado de su show se dio cuando le dedicó “Polaroid de locura ordinaria” a una de las chicas del público, casualmente hincha de Rosario Central, como el artista quien se fue recalcando que había que dejarle el escenario caliente a Charly. El ansiado encuentro entre ambos arriba del escenario, no se dio.

Llegó más adelante uno de los shows más esperados por la multitud, el de Andrés Ciro junto con su banda, Los Persas. Allí, muchos de los que estaban en el escenario dos (dedicado al rock barrial, con bandas como Ojos Locos, La 25, El Bordo y Los Gardelitos, entre otros) se acercaron al principal.

Los trapos, las remeras y el ambiente denotaba que el ritual piojoso sigue reeditándose en ellos show del ex cantante de Los Piojos, aunque cada vez se ve más merchandising de Ciro en versión solista. “Astros”, el hit de 27, el último disco del cantante, fue el que abrió su show.

La lista fue saltando las diferentes etapas de Ciro; sus dos discos como solista como así también su etapa con Los Piojos. Así se explica que la lista siguiera con “Antes y después”, “Taxi Boy” y “Curtite”. Promediando su show, con el tema “Héroes”, dedicado a los soldados que pelearon en Malvinas, subieron al escenario un grupo de ex combatientes y distinguieron a Ciro, además de anunciar que lo seguirán en los diferentes puntos del país en que toque.

El cruce que sí se dio fue el de Ciro junto a Micky Rodríguez, ex bajista de Los Piojos y que más temprano había estado con su banda, La que faltaba. “Morella” -para delirio masivo- y “Chucu Chu”, fueron las dos canciones que interpretaron juntos. El invitado subió con una remera de “No a la trata”; además del aplauso general, se destacó la presencia de Susana Trimarco, la madre de Marita Verón, y el público volvió a acompañar con una cerrada ovación.

Y si algún piojoso aún estaba con nostalgia, Ciro desempolvó la maquina el tiempo en el cierre, la más efectiva, la que aparece con los temas del grupo que irrumpió a mediados de los noventa. “El farolito” fue el preludio del final, pero trasladó a la masa a muchos años más atrás.

Lo propio ocurrió con “Pistolas”, un clásico de la primera etapa piojosa. En ese momento la maquina del tiempo piojosa nos depositó en la etapa de mayor represión policial del menemismo (ese es el tópico del tema) y en este 2013 es imposible no pensar en el sufrimiento del pueblo Qom en Formosa por prácticas similares a las que describe la canción. El cierre de Ciro llegó con “Noche de hoy”.

Luego sí, pasada largamente la medianoche comenzó el recital de Charly García y su muy destacada banda. Un show con muchos altibajos; es que más allá de que el comienzo fuera con “Cerca de la revolución” o “Rezo por vos”, dos temas que indefectiblemente levantan al público, la voz de García (desmejorada con respecto al show que diera el año pasado) se perdía.

El sonido en el espectáculo de García dejó un poco que desear; pero eso no hizo mella en la muy buena tarea de Rosario Ortega, la vocalista que en más de una ocasión llevó la batuta del show.

Con el correr de los minutos Charly fue mejorando y así el espectáculo. Pero por supuesto, todo lo que se pueda decir de su presentación va a quedar de lado ya que en el recuerdo quedará el mini show de Serú Girán; es por eso que se hace necesario volver a repetir la frase de García: “esto es una verdadera banda de rock”. Más claro, imposible.

Clarin

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