Tenía 94 años y falleció en Suecia, donde residía

El jazz latino perdió a Bebo Valdés, uno de sus máximos exponentes

Perteneció a la generación dorada de la música cubana y fue creador de un ritmo: la batanga.
sábado, 23 de marzo de 2013 00:00
sábado, 23 de marzo de 2013 00:00

Valdés, uno de los nombres centrales de la época dorada de la música cubana, vivía desde hace años en la localidad malagueña de Benalmádena, en el sur de España, aunque en las últimas dos semanas los hijos de su último matrimonio lo llevaron la capital sueca, Estocolmo.
Bebo Valdés fue protagonista de varios momentos de oro de la música cubana, además de ser precursor de las famosas descargas de jazz afrocubano y creador de un ritmo propio, la batanga.
Era padre de otro pianista y compositor genial, Chucho Valdés, quien se trasladó a Málaga a cuidarlo en los últimos años de su vida.
El verdadero nombre de Bebo era Ramón Emilio Valdés Amaro y nació el 9 de octubre de 1918 en Quivicán, un pequeño pueblo de guajiros y tierras rojas a 40 minutos de La Habana.
Antes de salir de Quivicán fundó con un amigo de la infancia su primera banda, la Orquesta Valdés-Hernández, y desde entonces compaginó el piano con su vocación de arreglista y compositor.
En los años cuarenta, estando ya en la orquesta de Julio Cueva, compuso uno de sus primeros mambos, “La rareza del siglo”, en momentos en que la música popular cubana se modernizaba a toda velocidad.

Época dorada

A partir de 1948 y hasta 1957 trabajó en el Casino Tropicana, donde acompañó e hizo arreglos para la vedette Rita Montaner, ya que su orquesta, ‘Sabor de Cuba’, y la de Armando Romeu actuaban cada noche allí.
Allí compartieron escenario con grandes artistas norteamericanos que visitaban la isla, incluido Nat King Cole, con quien llegó a grabar algún tema.
Por aquella época el jazz arrasaba en Estados Unidos y los músicos norteamericanos viajaban a la isla para participar de unas jam sesión con sus colegas cubanos.
En medio de aquel hervidero, el 8 de junio de 1952, con una banda de veinte músicos dio a conocer en los estudios de RHC Cadena Azul su nuevo ritmo batanga. Entre los tres cantantes que integraban aquella orquesta estaba el gran Benny Moré.
A finales de los cincuenta Bebo colaboró con Lucho Gatica, en México, y luego en 1960 en medio de una gira decidió exiliarse en Estocolmo (Suecia), donde se casó y rehizo su vida.
Durante más tres décadas estuvo alejado de la música, ya que tocaba en el piano bar de un hotel de la capital sueca hasta que en 1994 lo llamó Paquito D´Rivera y lo invitó a grabar un nuevo disco, ‘Bebo Rides Again’, una colección de clásicos cubanos y de temas originales de Valdés.
En 2000 es el cineasta Fernando Trueba quien lo redescubre y lo invita a participar en su película ‘Calle 54’, donde Bebo se reencuentra en un escenario con su hijo Chucho y también con sus viejos amigos Israel López Cachao y Patato Valdés.
Trueba produjo el disco ‘El arte del sabor’, que obtuvo el Grammy al Mejor Album Tropical Tradicional en 2001.
Poco después, Bebo volvió a triunfar con ‘Lágrimas negras’, un álbum de temas cubanos con alma gitana realizado con el cantaor Diego el Cigala, con el cual obtiene otro premio Grammy y consigue tres discos de platino en España.
Grabó varios discos más con Trueba y se convirtió en protagonista de su documental ‘El milagro de Candeal’, rodado en la favela del mismo nombre en Salvador de Bahía, junto a Carlinhos Brown.
Trueba también le pidió que hiciera música para ‘Chico&Rita’, la película de animación dibujada por Mariscal que fue nominada al Oscar en 2012.
Su último disco fue ‘Bebo y Chucho Valdés, Juntos para siempre’, un homenaje en el que padre e hijo repasan el repertorio y los ritmos de la música cubana que Bebo interpretó como nadie.
 

Comentarios