Santa María fue protagonista activo durante el fin de semana largo. Con una agenda cargada de actividades, la Puesta en escena del Inti Raymi, y las actividades alusivas fueron el centro de atención de los santamarianos y de turistas que arribaron a esta parte de los valles, para conocer parte de la historia, en una puesta en escena de lujo.
Las actividades dieron comienzo el día jueves con la apertura de la Expo Sol, una feria muestra, donde artesanos locales expusieron sus artesanías y productos varios. Cabe destacar que la música folklórica acompañó cada jornada con artistas locales y números nacionales que aocmpañaron hasta el día domingo cuando culminaron las actividades.
Sobre la Puesta en escena
Tras meses de ensayo, a cargo del Profesor Raúl Chaile, unas 170 personas formaron parte de la recreación de la Ceremonia de la Fiesta del Sol o Inti Raymi. La representación nace de la historia misma, ya que una de las Principales fiestas fue la del Inti Raymi que se realizaba en el Corazón del Imperio Incaico en el Cuzco y en las diferentes comarcas o lugares por donde había pasado el soberano Inca o en aquellos de gran importancia para el aparato estatal incaico como son los centros administrativos, producción, lugares sagrados etc. Todos estos sitios diseminados por todo el Tawantinsuyo o regiones incas tuvieron que rendir homenaje al gran astro sol o INTI, padre de todos los Incas y grandes señores.
Las festividades estaban regidas por un calendario de 360 días al año, doce meses en el cual el Inti Raymi ocupaba el sexto mes (hoy Junio) cuando se marcaba el solsticio de invierno, que generalmente cae los 21 de junio por estas tierras , estos solsticios y equinoccios eran registrados por un reloj solar conocido por INTI WATANA marcando las fiestas y los preparativos de ellas, pero a su vez cumplía un rol social de organizar el trabajo a través de faenas comunales conocidas como la Mita, la Minca y el Ayni organización del trabajo a diferentes escalas. Estos Inti Watanas se representan en forma de pilares o grandes ventanas de forma trapezoidal, por donde los primeros rayos del sol que crucen o peguen en el centro de estas estructuras darían comienzo a los ciclos de festividades y formas de trabajo.
Las fiestas para los pueblos andinos tuvieron muchísima importancia y significación, no sólo porque se cantaba, danzaba y bebía con gran algarabía, sino que también contenían un fuerte contenido ritual y simbólico que generaba comienzos, principios, culminaciones y donde se auguraba, a través de ritos, un futuro prominente o un fracaso catastrófico. Si este augurio era beneficioso el pueblo seguía con rituales de agradecimiento y si no lo era, los mismos se convertían en sacrificios o súplicas para la intervención de dioses y huacas llegando a transformar ese futuro catastrófico en productivo. Pero a su vez era la reafirmación de pertenencia, origen, descendencia, ratificando así las relaciones sociales y el establecimiento de ellas.