A Telón Abierto

miércoles, 15 de noviembre de 2017 00:00
miércoles, 15 de noviembre de 2017 00:00

Merced a un gesto de la amiga, colega y diputada nacional Orieta Vera, resulta saludable compartir en esta entrega “Aires Catamarcanos”, un libro y CD que contienen un ofrecimiento de canciones que hablan de personajes y lugares de Catamarca, de esas historias que la memoria se empeña en no olvidar, resistiendo el paso del tiempo. La siempre inspirada pluma de Jorge Paolantonio en la autoría de las letras y el talento sin fronteras de Vector Kater en el aporte musical hicieron posible una obra con atractivos soplos catamarqueños. Jorge Paolantonio es un comprovinciano que nació en San Fernando del Valle de Catamarca en 1947. Cursó sus estudios superiores en la Universidad Nacional de Córdoba, de donde egresó como traductor y profesor licenciado en lengua y literatura inglesa. Reside en Buenos Aires desde 1982, donde se radicó para dirigir las carreras de inglés en el “Instituto Superior de Humanidades”. Cursó su doctorado en lenguas modernas en la Universidad del Salvador. Retirado de su labor como docente universitario, se dedicó enteramente a la literatura. Suma una treintena de libros publicados en los rubros poesía, teatro y novela, así como una relevante serie de premios y distinciones. Estudió piano a temprana edad con los maestros Pedro Cabrera y Alejandro Correa. Proviene de una familia de músicos italianos nacidos en Agnone, Alto Molise, Italia, establecida en Buenos Aires hacia 1880. Por su parte, Víctor Ricardo Kater nació en San Miguel de Tucumán en 1944. Su infancia y adolescencia transcurrieron en la ciudad de Catamarca. Cursó sus estudios superiores en la Universidad Nacional de Tucumán. Reside en los Estados Unidos desde 1973, donde llegó como becario Fullbright para hacer el posgrado en Economía en Washington University, Saint Louis, Missouri. Retirado de su labor de economista, da clases de español y suele tocar música ambiental en lugares de su comunidad en Venice y alrededores, en el estado de La Florida, Estados Unidos. Estudió piano con Amalia Maldones de Araníbar y Edith Bosch. Participó como pianista en emisiones radiales bajo el seudónimo de Dick Kent. Más tarde integró “Los Jokers” y otros conjuntos tucumanos de música popular. En Saint Louis integró el trío “Poder Latino” que ejecutaba tangos, folclore latinoamericano y música popular latina. Ha compuesto melodías y ritmos argentinos, así como música latina en general.


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  “Aires Catamarqueños” nos propone compartir la poesía de Paolantonio y los arreglos musicales de Víctor Kater. El disco, por ejemplo, contiene Tardes de la Alameda, interpretado por el Dúo Yumba (Ana Marcilla y Carlos Podazza); Plaza de la Estación, por Pablo Ahmad; Pa’ Usté Doña Vicenta, por Juan Lapacho; Paso de los Tres Puentes, por Timna Comedi-Darío Acosta Teich; Gran Hotel San Martín, por Dúo La Yumba; Niña Rosalía, por Carolina Sad Tejeda-Carlos Podazza; Milonga de El Molina, por Carlos Podazza y Alegría Catucha, por Trío Tierra Mojada. Además, el libro incluye Canción de las hermanas, Cuequita pa’ las vicuñas, La Tucumarqueña, ¡Nueces confitadas!, Otoño en Andalgalá, Pa’ La Quebrada, Pastorcita de El Jumeal, Zamba del Palomar y Zamba del Zonda, este último tema dedicado a Hilda Angélica García, “poeta del viento” como la define el autor. También el libro dedica una página a los que “gestaron esta labor amorosa al candil de una memoria que suma cientos, miles de detalles y rostros y ademanes y voces y cantos y risas que están para siempre en cada uno de ellos”. Destaca a los artistas “Pablo Ahmad en México, ‘La Yumba Tango’ con Carlos Podazza y Ana Marcilla en Tucumán, el dúo Timna Comedi y Darío Acosta Teich en Israel, el trío Tierra Mojada –Judith del Valle Martínez, Miriam Fernández, Guillermo Segade- en Buenos Aires y Juan Lapacho en Catamarca, han sido los primeros intérpretes que dieron lo mejor de sí para que Aires Catamarcanos comience su siembra de oyentes. También el agradecimiento a Xavier Kriskautzky por su retrato de ‘Niña Rosalía’”.


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    Buceando en las entrañas mismas de “Aires Catamarcanos”, nos detuvimos para escuchar y leer la historia del tema “Gran Hotel San Martín”, sobre el cual cuenta Jorge Paolantonio que “fue el nombre ampuloso de un ‘albergue con bistrot’ ubicado en calle República al 600 de la capital catamarcana. El restaurante alcanzó renombre entre los lugareños. Pero el lugar guardaba un secreto a voces: ofrecía ‘habitaciones discretas sin ventana a la calle’. Hubo allí una tragedia que se instaló como mito urbano aun cuando –salvo la crónica policial- no se escribió demasiado al respecto. A las 4 de la mañana del 10 de diciembre de 1937 se oyeron gritos que despertaron al vecindario. La víctima fue el gerente del establecimiento, un tal José Barbet –de origen francés-. Aparentemente ejercía prácticas extorsivas sobre ciertos ‘caballeros adúlteros’. Se acusó del cruento asesinato a un señor vinculado a familias de renombre. Tras el asesinato la vecindad aseguró ver huir a un personaje ataviado con bombachas de gaucho y usando antiparras”. En el disco, “Gran hotel San Martín”, un aire de tango, es interpretado por el Dúo La Yumba y dice en una de sus partes: “Afuera es mediodía del gran hotel del pueblo. Adentro hay un franchute que es dueño del local. Y desde la vitrina ve su vereda inquieta: allí pasan coquetas las criollas del postal/. Es un albergue el suyo donde el paté es debute y el bacán chacarero toma sidra y champán. En un pueblo sin cuitas ninguna historia llora: la tragedia se ignora (dramón del San Martín)/. Aquí la vida escapa por la secreta gloria, albergue con historia que el galo apañará: la vida es la careta; el hotel mascarita. Se sellarán las citas (secreto capital). La vida es la careta; el hotel la mascarita. Se sellarán las citas (secreto capital)”.


 

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