A telón abierto

viernes, 22 de noviembre de 2019 00:29
viernes, 22 de noviembre de 2019 00:29

La decisión de Raly Barrionuevo sigue dando que hablar…en Córdoba, porque aquí en Catamarca solamente unos pocos tomaron nota de un hecho infrecuente entre los que hacen folclore. Como se sabe, Raly tomó la determinación de bajarse de la edición número 60 del festival de Cosquìn, versión 2020, “para que otros artistas emergentes, y no tanto, tengan el lugar que merecen”, fundamentó el consagrado cantor, agregando: “creo que es una manera de demostrar con hechos esto que venimos hablando sobre el recambio que hace falta en los festivales. Me gustaría que mi lugar sea ocupado por artistas que tengan algo sustancioso para decir”. Ejemplar resolución que demuestra la firmeza de convicciones de un intérprete que ha sabido ganarse un lugar de privilegio en el gusto popular. Dudamos que encuentre muchos imitadores en tiempos ganados por el egoísmo y la soberbia donde cualquiera se cree con derecho a formar parte de las carteleras de los encuentros folclóricos y considera “casi una obligación” que su presencia tiene que ser tenida en cuenta y vista como imprescindible para el éxito de tal o cual festival. Y ya que estamos vamos a dar un par de ejemplos. Durante la realización del Poncho de Oro, hace dos años, una artista catamarqueña se presentó ante la comisión organizadora con ínfulas de “aquí llegó la mejor” y exponiendo pretensiones inaceptables. Estaba convencida, y lo dejó establecido, que actuaría sí o sí porque “si es necesario hablo con la gobernadora” (pretexto que ponen muchos ahora, antes y siempre). No se dio cuenta que estaba aturdida por los aplausos de su propia vanidad. Otro caso: un cantor que no entró en programación ese mismo año, se hizo presente en una radio chacarera y dijo: “a mí me van a tener que dar explicaciones de por qué no estoy en cartelera”. La soberbia le estaba jugando una mala pasada al muchacho. No estuvo y nadie reclamó por su presencia. Tampoco nadie le dio explicaciones. ¿Curioso, no?

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En esa misma edición del Poncho, la de los cincuenta años, una saludable excepción: el Grupo Alternativa. Su principal referente, Edgardo Quiroga, le hizo saber a la organización que en esa oportunidad habían decidido dar un paso al costado  y dejar lugar para los grupos emergentes. Las dos caras de la moneda: una el “yo tengo que esta sí o sí”,  y la otra dejar el lugar para otros que quieren y merecen participar de la fiesta. También se dio un hecho llamativo en las últimas ediciones del Poncho: algunos que subieron al escenario y dijeron: “un saludo para Carlitos que la está pasando mal”. Pero nadie dijo: “El 30 % de lo que cobre de mi actuación será destinado para Carlitos que la està pasando mal”.  Y se dicen amigos, compañeros de rutas, colegas y cuantos versos más, mientras el principio de solidaridad sigue ausente. La actitud asumida por Raly Barrionuevo respecto de Cosquìn debería encontrar un ejército de imitadores entre los catamarqueños que apuestan a estar todos los años en el Poncho, merezcan o no. La autocrítica es una buena consejera y son muchos los que deberían tomar conciencia que se vienen repitiendo en el Poncho sin pena ni gloria. Un año (¿podría ser el 2020?) sería conveniente que tomen la decisión de bajarse de las pretensiones de formar parte de la cartelera. Y preparar algo nuevo, distinto, para otras ediciones. Ya quedó demostrado en el Poncho de Oro: la fiesta se hace con los que están, como insistimos desde este espacio hace varias décadas. No hubo manifestaciones populares reclamando por la ausencia de tal o cual número. Ni habrá. Raly tuvo un gesto propio de la humildad de los grandes. Aquí, entre nosotros, hay quienes  y prefieren  tener gestos soberbios, algo propio de los mediocres. Y son muchos los que están a punto de jubilarse en la actividad y, como diría el siempre querido  Panchito Rivero, “ni siquiera cruzaron el Río Ongolì”. Algo muy cierto. Al que le quepa el sayo…

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Todos los 22 de noviembre se recuerda el Día Internacional de la Música, en homenaje a Santa Cecilia, a quien el Papa Gregorio XIII nombró patrona de los músicos porque había demostrado una atracción irresistible hacia los acordes melodiosos de los instrumentos. Precisamente, en adhesión a dicho acontecimiento, este sábado se presentará desde las 23 el Grupo Alternativa en Casa Esquiù (Esquiù al 100) para honrar a la buena música. La formación, que viene de ofrecer un impecable concierto en el Cine Teatro Catamarca, se aprestar a entregar un renovado repertorio de canciones, entre las que figuran creaciones de los cubanos Silvio Rodríguez y Pablo Milanés y el catamarqueño Atilio Suárez.
 

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