A 35 años del debut de Soda Stereo

martes, 27 de agosto de 2019 19:34
martes, 27 de agosto de 2019 19:34

Soda Stereo apareció el 27 de agosto de 1984, y fue presentado en sociedad en octubre, en un Pumper Nic.

Había plena intención en ese gesto, y sirve para poner las cosas en contexto: Gustavo, Zeta Bosio y Charly Alberti eran detestados por una parte de la sociedad rockera de entonces, que en la primavera democrática señalaba a los raros peinados nuevos como gente plástica y sin sustancia, fast food musical.

Contemporáneos de Virus –los adelantados-, Los Abuelos de La Nada, Sueter, Fricción, Los Twist, Viuda e Hijas de Roque Enroll, Soda Stereo provocaban desde la indumentaria y los peinados, desde un interés por la estética que resultaba sospechoso.

“Dale, dale con el look”, toreaba Luca. “Es mejor que estarse quieto, es mejor que ser un vigilante”, cantó ese mismo año Charlyen Piano Bar. A Soda se lo podía odiar, pero difícilmente ignorar. Si hubieran estado en el BA Rock de 1982 probablemente les hubieran llovido los mismos proyectiles que a Daniel Melero y Los Encargados: nada casualmente, ese primer disco incluye una soberbia versión de “Trátame suavemente”.

Porque de eso se trata ese 33 1/3 que cumple tres décadas y media. Por debajo, por encima, de los ropajes, los ojos delineados y las crenchas en lo alto, están las canciones de un debut formidable. Estaba la innegable influencia de The Police y el frenesí con el que Cerati –dueño de una de las manos derechas más prodigiosas del rock argentino- ocupaba los espacios como única guitarra. “No hay caso, man, ustedes son tres”, había dicho Richard Coleman al bajarse del proyecto, sin que eso obturara el desarrollo de esa otra animalada conjunta con Gus llamada Fricción. Como el misil en el placard, todo estaba ahí.

Cerati y el impecable combo de Zeta y Charly para darle forma a una base bien cimentada y con groove, desajuste fiestero y solidez rítmica a la vez, entregaron en las puertas de la primavera 1984 una banda de sonido que poco después se volvería tanque conquistador de América Latina. Escuchar hoy Soda Stereo es reactivar el chip inoxidable de los hits, la apertura irresistible de la seguidilla “¿Por qué no puedo ser del Jet Set?”, “Sobredosis de TV” y “Te hacen falta vitaminas”. Pero también invitarse a redescubrir los temas menos transitados, eso que por la potencia del material posterior quedó fuera de todo setlist pero también hacía a la identidad del grupo.

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