Se viene la novena luna del canto vidalero en Catamarca. Estamos en condiciones de adelantar que el sábado 7 de marzo, allá en el norte de Fiambalá, vidaleras y vidaleros se van a juntar en el que constituye el noveno encuentro denominado “Vidalas de la luna de La Herradura”. En diálogo con la coordinadora de la fiesta vidalera, la poeta y escritora María Elena Barrionuevo, nos contó que la idea nació en el año 2000, en el marco del programa “Recuperando la memoria”, junto a la recordada Mercedes “Mecha” Díaz, pero que recién hace 9 años se oficializó la convocatoria y quedó firme  la idea de los hombres y mujeres que protagonizan la música de darle continuidad en un lugar donde habitan los sitios arqueológicos, un valor histórico que le pone más misterio aún al mensaje de coplas y vidalas, sinónimos de nuestra identidad que se resisten a desaparecer. En esta ocasión, se entregarán certificados a quienes serán reconocidos como coordinadores, es decir a los propios vidaleros de cada uno de los pueblos representados, que en la mayoría de los casos son exponentes de más de 80 años de edad. Nos decía María Elena Barrionuevo: “El programa fijado puede durar un par de horas, pero los intérpretes de las vidalas siguen cantando durante toda la jornada. Ellos consideran a estos encuentros como el renacimiento de la vidala y lo celebran con lo que denominan el `canto tribal`, es decir el canto primitivo, el mensaje ancestral en su estado puro.” También en esta nueva reunión se podrá ver el video “El sendero de la vidala”, una obra del músico riojano Luis Chazarreta, quien estará acompañado de algunos músicos riojanos, entre ellos el nieto de Ramón Navarro,  reconocido folclorista ex integrante de Los Cantores de Quilla Huasi y autor de varios temas dedicados a Catamarca.

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    Días pasados, el diario Clarín, en un informe especial de dos páginas y bajo el título “Te amo, te odio, dame más: ¿cuánto vale la música?” aborda el tema de cuál es el precio de un músico y señala que “el conflicto entre el intendente riojano y Abel Pintos disparó la polémica sobre cuánto merece ganar un artista”. En realidad, el escrito del periodista Eduardo Barone, va un poco más allá con algunos interesantes interrogantes: ¿Cuál es el real valor de un artista masivo, popular y convocante? ¿Quién le pone el número a una trayectoria de quince, veinte, cuarenta o cincuenta años? ¿Y en base a qué? Como se recordará, el intendente de Chilecito se negó a pagarle lo que pedía Abel Pintos, “para que actúe unos minutos y se vaya a su casa con seis millones de pesos”, expresó. Alejandro Bagge, promotor de shows musicales, descubridor y mánager de Nahuel Pennisi, dijo al respecto: “Esto es como preguntarle a un médico por qué cobra dos o tres lucas una consulta si te atendió cinco minutos. Está bien: atendió cinco minutos pero dio en la tecla con lo que tenès. Te cobra tres mil más 20 años de estudiar, de quemarse las pestañas todos los días.” Luego agregó: “No hay un tarifario. Las fiestas regionales o los festivales necesitan hacer eventos con artistas que convoquen de verdad. Hay muchísimos artistas que por ahí son famosos y no tienen convocatoria, entonces llegamos a una conclusión: el precio lo pone un poco el mercado”.

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  También el informe tiene la opinión de Gabriel Máspero, que además de ser abogado de CAPIF (Cámara de Productores Fonográficos de Argentina) ha sido y es el abogado de la mayoría de los grandes artistas que hoy conocemos. Opinó que “En el valor de cualquier cachet está incluida la importancia del artista y los efectos que eso genera. Pero también hay temas impositivos, de logística, de traslado, equipo, contratación de músicos, staff, seguridad, mánager, participación económica de terceros. Entonces, sean cien mi o sean diez pesos, hay que saber que ese valor llega a diferentes bolsillos, y no sólo al del artista”. El informe es bastante extenso, por lo que nos vimos obligados a entregar una síntesis. Más allá de todos los justificativos que aparecen en favor de los artistas, de algo estamos seguros: nada justifica los abusos que se hacen en nombre de la fama y de la idolatría alcanzada por algunas figuras del espectáculo. Porque también  hay que admitir que algunos se consideran “estrellas” y cada vez brillan menos y no valen ni por asomo lo que pretenden cobrar. Este mismo tema, adelantamos, le daremos continuidad poniendo como ejemplo lo que pasa en Catamarca con los artistas foráneos y locales en los festivales. Hay mucho para debatir, sin entrar en odiosas comparaciones. Vamos a proponer el debate desde lo que indica la realidad. Por más dura que sea.