La cuarentena decretada por el gobierno para frenar el avance del coronavirus está generando un impacto muy profundo en la economía y una gran crisis en el ámbito de la cultura.

Los y las trabajadoras de la cultura son algunos de los más afectados por esta situación: sus actividades fueron las primeras en parar y, seguramente, serán una de las últimas en reactivarse.

La cuarentena obligó a la cancelación de todos los shows de música, obras de teatro, festivales y el cierre de centros culturales y salas de cines. Aumentan las transmisiones vía streaming, clases y talleres online, hasta festivales virtuales pero en la mayoría de los casos funcionan como una estrategia de difusión que no genera ingresos.

El cese de las actividades no sólo perjudica a los actores más visibles: también alcanza cientos de personas que trabajan en oficios y profesiones ligadas a los eventos culturales. Sonidistas, iluminadores, personal de limpieza, fotógrafos, catering, entre muchos otros, quienes –en la mayoría de los casos– al no poder trabajar no reciben ingresos.

El desenlace todavía es un enigma, y dentro de esta incertidumbre, creen que recién en septiembre se podrán volver a realizar espectáculos con público.

Catamarca no es ajena al panorama desolador que enfrentan los trabajadores de la cultura. 

En el caso del grupo de teatro La Corredera, la pandemia los obligó a suspender tanto ensayos como  funciones programadas dentro y fuera de la provincia. “Si bien podemos continuar con parte del trabajo, a través de los dispositivos tecnológicos, no es posible transitar por procesos creativos de la forma en que los veníamos realizando habitualmente. La pandemia produce un parate que afecta fuertemente la continuidad como así también la economía de los grupos para sostenerse. Y en este sentido, creo, la coyuntura actual pone en evidencia el contexto de desprotección por parte del estado provincial en relación con el teatro independiente. La falta de políticas culturales para con este sector es previa a la pandemia pero ahora queda puesta más en evidencia”, sostiene su director, Beto Moreno.

Centros culturales independientes como El Cebil, necesitan del día a día para poder sobrevivir. Funcionan con el dinero que les otorgan sus talleres, clases y eventos. Los alquileres y el pago de servicios siguen corriendo pero los ingresos son nulos.

“Estamos realmente preocupadas y sin saber si vamos a poder continuar o no. Tenemos un costo de mantenimiento mensual muy alto y sin el aporte diario de quienes toman talleres o del público que asiste a los eventos, no hay manera de sostenerlo, es un proyecto en peligro”, comenta Déborah Marquez, una de las integrantes de este espacio cultural.

Desde el colectivo de mujeres músicas Margaritas, Vane Martínez comentó cuál es la situación tras la cancelación del festival que tenían programado en el mes de marzo: “El festival quedó con 3 noches por hacer y fue una gran pérdida para emprendedores, técnicos y técnicas, músicos y músicas que trabajarían esas noches”.

También destaca la fragilidad y precarización del sector, “hace falta articular la movida independiente con el Estado en este momento tan especial. Quienes hacemos cosas de manera independiente hoy estamos con cero ingresos y endeudándonos. Esa es la realidad”. Y asegura, “va a ser muy difícil retomar las actividades que son autogestivas. Tanto las músicas como artistas y gestores estamos haciendo cosas por las redes que no tienen ninguna ganancia económica”.

Ante esta situación el sector cultural se replantea su presente y su futuro. El aislamiento ha desatado un afán por el consumo de música, libros, películas o series, y ha quedado a la vista que la cultura es percibida como un bien social de primera necesidad, pero ha dejado en evidencia la precarización del sector que se ha desempeñado históricamente en condiciones de gran informalidad e inestabilidad y que sin retorno económico es insostenible.

Desde el ejecutivo nacional se movilizaron recursos a través de subsidios y concursos, en algunos casos la forma de asignación de esos recursos será tan importante como la medida misma y todavía resta ver de qué forma y por cuánto tiempos será.  A la incertidumbre de cómo sobrevivir al parate económico se suma la duda que cómo se reactivará la economía pasada la cuarentena.

Campañas

“No sabemos cuándo recuperaremos nuestra actividad en su totalidad. Por favor, no devuelvas tus tickets, escuchá música nacional en streaming, dale play a los videos, comprá singles de manera digital, difundí los comunicados con novedades y todo lo que puedas aportar para que no se apague”, propone el comunicado que difundieron trabajadores involucrados en el ámbito de los shows en vivo bajo el hashtag #SomosMusica.

La incipiente Asociación de Agentes de Prensa del Arte y la Cultura puso de manifiesto su preocupación por las consecuencias económicas del aislamiento y el parate de la actividad cultural en todo el país. Mediante un comunicado advierte sobre la situación laboral de los trabajadores del rubro y si bien consideran “acertadas las medidas tomadas en nuestro país, las mismas han tenido un efecto negativo en nuestra actividad laboral”.

“Dado el cese de eventos, nos encontramos en estado de emergencia y la gran mayoría de trabajadoras y trabajadores no contamos con ingresos para afrontar los gastos más elementales”, señalaron en la publicación que pone de manifiesto la precaria situación que afrontan quienes se desarrollan en ese rubro.

Por su parte, la Asociación de Managers (ACMMA) difundió un comunicado con artistas reconocidos para visibilizar la problemática. “No no hay dudas que la prioridad es la salud. Pero para que cuando este pase, hay que comenzar a trabajar en nuevas políticas culturales y económicas”, afirman.

También destacan que “la música en vivo fue una de las primeras actividades en parar y seguramente será una de las últimas en reactivarse”, por lo que llaman a “un urgente trabajo en conjunto de todas las entidades que hacen a la industria de la música nacional, y pide que las autoridades consideren y ejecuten las necesarias políticas para evitar el futuro colapso de esta industria”.