A telón abierto

viernes, 3 de abril de 2020 00:54
viernes, 3 de abril de 2020 00:54

En un tiempo marcado por el aislamiento social preventivo y obligatorio en la lucha por frenar el avance del coronavirus, un grupo de artistas locales aprovechó las redes sociales para comunicarse de la mejor manera con el público: cantando los que cantan y haciendo reír los que hacen humor. Hubo ofrecimientos para todos los gustos y nos sumamos a los aplausos y reconocimientos que recibieron  todos y cada uno de los protagonistas de hacernos pasar un buen rato en días signados por la preocupación y la incertidumbre. Felices de aquellos que tienen la virtud del oficio de cantar y empuñar un instrumento musical para darle ánimo al cansado espíritu de los catamarqueños en estos días difíciles; de aquellos que tienen el don de provocar una sonrisa en tanta gente sumida en la angustia. Es cuestión de cerrar los ojos por unos minutos e imaginarse escuchar el “permiso serenata” de viejos serenateros y enviar después un mensaje de texto a través del celular para reemplazar al “¡gracias, lo bueno se repite!”. Mantenemos la firme esperanza de que pronto pasará esta pesadilla que estamos viviendo, a la par que hacemos votos para que nuestros artistas sigan buscando el camino que los mantenga unidos, solidarios y encuentren definitivamente las herramientas para el sostenido crecimiento en la carrera elegida. También en nuestro pequeño mundo del espectáculo es necesario enterrar absurdas grietas que no sirven para nada. Ojalá que al final de esta lucha contra el enemigo invisible sean muchas las voces y las guitarras que se unan para cantar la victoria final y celebrar el comienzo de una nueva etapa en la familia artística catamarqueña, para darle menos importancia al “yo” y más valor al “nosotros”.
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  Desde este espacio seguimos apostando al desafío asumido hace algunos meses: “Para que no nos gane el olvido”, en todos los órdenes de la vida. Hoy recordaremos a uno de los conjuntos emblemáticos de Catamarca en el contexto del folclore nacional: Los Arrieros de Valle Viejo. Nos cuenta el escritor Arnaldo Raúl Molina que la agrupación fue fundada en el año 1959 y que estaba integrada inicialmente por los hermanos Melo Cabrera, Cacho Villagra y Edmundo Tula. Posteriormente se sumaron Gustavo Yacante y Julio Álvarez Viera. En 1960 actuaron en radio El Mundo, en Buenos Aires, presentados por Cacho Fontana. Ese fue el punto de partida de posteriores actuaciones en radios y festivales, llegando incluso a grabar un disco LP. Sobre el grupo, dijo Polo Giménez: “Tiene una gran fuerza, autenticidad y sabor telúrico”. El 26 de noviembre de 1969 actuaron en la peña La Casa de Margarita Palacios y subieron al escenario acompañados por Polo Giménez. El 5 de setiembre de 1971, después de una actuación en Córdoba, en el programa El Tren de las 12.30 que conducía Héctor Larrea, el conjunto protagonizó un accidente automovilístico en la ruta 9, cerca de Jesús María, donde perdieron la vida Gustavo Yacante y Saturnino López, que se había sumado recientemente a la formación. Coco Melo Cabrera quedó seriamente herido y de esa manera se truncó la carrera artística de Los Arrieros de Valle Viejo.
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Más acá en el tiempo anduvo haciendo de las suyas el recordado Trío Zamba, nombre elegido tomando los apellidos de Guillermo Zavaleta, Antonio Mitaritonna y Omar Barrionuevo. El terceto formado por El Chivo Zavaleta, El Gordo Mitaritonna y El Flaco Barrionuevo comenzó a ganarse la simpatía del público en largas guitarreadas que se hacían en el Hotel de Turismo y alcanzó su máxima notoriedad en las décadas de los años 70 y 80. Precisamente, a fines de los 70, grabaron junto a otros artistas catamarqueños el disco LP “Para Mi Poncho” en la Capital Federal. Eran los grandes animadores de los festivales folclóricos de Catamarca, dueños de un repertorio festivo en que no faltaban los temas de autores de nuestra provincia. Primero dejó el trío  Guillermo Zavaleta y después, ya en el año 2010, se produjo la desaparición física de Antonio Mitaritonna. El festival de Jesús María y del Carrerito Sanjuanino fueron dos escenarios nacionales donde también el Trío Zamba se hizo merecedor del reconocimiento de la gente. En los últimos años hubo algunos intentos de darle vida con otros nombres al trío, pero todo quedó en las buenas intenciones. Seguramente en el álbum de los recuerdos quedarán aquellas largas noches de alegría en el Festival del Membrillo o cuando era el número central de las peñas de Carlitos Martínez en el ya desaparecido reducto Flor de Tusca.
 

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