A Telón Abierto

sábado, 30 de mayo de 2020 00:18
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Un domingo 17 de julio de 1994, jornada cierre de una nueva edición de la Fiesta Nacional del Poncho, subió al escenario mayor instalado en el Polideportivo Capital un joven veinteañero que en la programación figuraba con el nombre de Víctor Espilocín, junto a las delegaciones de Santa Rosa, Paclín y El Alto; Las Voces del Valle, Rolando Zaffe, Los Puebleros, Ballet Argentina, Los Cabales, Grupo Vocal 5, Los Cumpas, Ignacio Copani y la apertura de “El Pericón Nacional” a cargo del ballet “El Fortín”. Era el debut de Alico Espilocín en la fiesta grande de la agenda cultural catamarqueña. Por estos días, Alico está cumpliendo 30 años con la música y sin duda, uno de los mejores regalos que se le puede hacer es recordarle que hace 26 años fue elegido “Revelación” de aquél Poncho, que seguramente no olvidará jamás. Así lo habían decidido Luis Manuel Rodríguez, Alicia Ottini, Raúl Ayosa, María Elena Barrionuevo, Carlos H. Barrionuevo y el autor de esta columna, colaboradores de la comisión central conformada por Alberto Bamonte (coordinador general, secretario de Información Pública), Enrique Lovell (director de turismo), Carlos Dalla Lasta (director de Artesanías) y Graciela Mentasti (directora de Cultura). En aquella oportunidad Alico cantó el tango “El día que me quieras”, la zamba “Mujer, niña y amiga”, de Robustiano Figueroa Reyes, y la chacarera “Según me brotan las coplas”, de Polo Giménez. Lo hizo acompañado de Lito Salazar (guitarra), Domingo Aramburu (percusión) e Ignacio Arréguez (piano y saxo). Después, llegaría la definitiva consagración.


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    Reconocido habitante de la zona alta de la ciudad (barrio General Paz), Alico es hijo de Zulema del Carmen Gómez y René Jesús Espilocín, padres de corazón enorme y solidario que cruzaban la calle Hilarión Furque para preocuparse cuando el vecino Atilio no podía enfrentar con su soledad los primeros embates de una vejez que se le había venido encima, y se empecinaba en inquietarlo con las hojas del almanaque. Solo una eterna gratitud queda de esos gestos humanitarios. Hoy, aquel changuito que miraba entusiasmado por la ventana las interminables guitarreadas en la casa de enfrente, ya es un cantor con sello propio y tiene ganado un merecido lugar en el podio de los elegidos. Su chaya en época de carnavales ya forma parte del calendario popular y por estas horas, en medio de tantos saludos y felicitaciones, disfruta de la vida junto a Karina Garbe y el hijo de ambos: Samir Germán, más el afecto de la familia y los amigos. Grabó tres discos: “Amor prohibido” en el 2000, “Fiesta catucha” en 2004 y “Aquel tiempo de mi infancia”, en el 2009; y en los últimos tres años formó parte del equipo de conducción de la exsecretaría de Cultura de la Provincia y le tocó estar en la organización de la Fiesta Nacional del Poncho. Este periodista lo acompañó en  parte de ese cometido, en el que hubo aciertos y errores, virtudes y defectos, como ocurrió en todas las ediciones festivas a través de la historia. Tuvimos coincidencias y también disidencias a la hora de hacer conocer nuestros criterios. Pero jamás buscamos la pala para profundizar una grieta absurda que hiere y deja huellas dolorosas. Por eso, desde aquí nos adherimos al feliz acontecimiento de los 30 años de trayectoria de Alico Espilocín con sinceros augurios de triunfos. Para que vuelvan a escucharse los grandes aplausos. Como en los mejores tiempos.


  
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  Cerramos nuestra entrega de hoy con algunas perlitas de aquél Poncho 94, a nuestro modesto entender, uno de los mejores en su larga nómina de realizaciones exitosas, o al menos aprobadas por el público. Para que no nos gane el olvido. Veamos: el sonido y la iluminación estuvo a cargo de Ariel Producciones, escenografía de Raúl Ayosa, coordinación de Joaquín Liberti, dirección artística de Luis Manuel Rodríguez, libretos de María Elena Barrionuevo y animación de Roberto Ibáñez y Jorge Álvarez. La sonorización de exteriores fue responsabilidad de Norte Producciones, de Miguel Moretta. Un detalle: en ese año gobernaba el radical Arnoldo Castillo y no hubo ningún tipo de condicionamientos o prejuicios de índole político a la hora de elegir a los animadores del espectáculo artístico. Entre los artistas locales estaban José Pito Tapia, Carlos Trejo, Néstor Zurita, Los de Catamarca, Julio Quiroga, Jorge Rojas, Los Duendes de la música, Silvia Reyes, Néstor Pacheco, Catamarca 3, Rafael Toledo, Gabriela Ávila, Ale Áyame y Americanta. Entre los invitados figuraban: Trío San Javier, Los Cantores del Alba, Víctor Heredia, Cacho Buenaventura, Teresa Parodi, Cuti y Roberto Carabajal, Manuel Manuel, Grupo Vocal 5, La Chacarerata Santiagueña,  Los Tucu-Tucu, Peteco Carabajal, Los Chalchaleros, y Ricardo “Chiqui” Pereyra.

 

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