Se confirmó lo que ya estaba anunciado: en este año no se hará la edición número 50 de la Fiesta Nacional del Poncho. Ya lo había adelantado tiempo atrás el ministro de Cultura y Turismo de la Provincia, Luis Maubecín, sobre la imposibilidad de concretar la convocatoria debido a la situación sanitaria impuesta por el coronavirus. Luego, se conocieron algunas inquietudes sobre la posibilidad de hacer un Poncho virtual con artistas locales y hasta se echaron a correr versiones en el sentido de que se haría en el mes de noviembre, algo que quedó solamente en eso: rumores. Lo cierto es que el propio ministro Maubecín despejó todas las dudas el pasado lunes cuando manifestó que la fiesta no se hará este año, más allá de que Catamarca aún se mantenga exenta de casos de coronavirus. “Hay rumores –dijo el funcionario- que no sé de dónde salieron. Personalmente asocio Poncho a vacaciones de invierno, frío y al abrigo. No me imagino una Fiesta del Poncho en verano. Definitivamente no se va a hacer en 2020. Una fiesta de la importancia y la envergadura del Poncho demanda una organización y logística muy grandes que no se puede realizar en este contexto de emergencia sanitaria. Creemos que lo más lógico y responsable es dejar esta edición especial para el año que viene, si la situación sanitaria lo permite”. Más claro, imposible. Quedan en suspenso las sugerencias de un posible Poncho Virtual con la participación de artistas y artesanos de nuestra provincia. Algo que también va perdiendo fuerza a medida que transcurren los días.

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 Será en definitiva la cuarta vez que se suspende la parte artística del Poncho, puesto que en las tres anteriores se llevó a cabo la feria artesanal, sin espectáculos. Es decir que el eje fundamental del Poncho, la exposición de nuestras artesanías, se llevó  a cabo, sin el complemento de las noches de música, humor y danza en lo que se conoce como el “escenario mayor”. Precisamente, el próximo domingo, en coincidencia con la celebración del cumpleaños de San Fernando del Valle Catamarca, se cumplirá el aniversario número 53 de la primera Fiesta Nacional del Poncho. Fue un 5 de julio de 1967, en la Manzana de Turismo (rodeada por avenida Virgen del Valle, General Roca (continuación Oeste de Mota Botello), avenida Colón y Ministro Dulce (continuación Oeste de Mate de Luna), por lo que el populoso barrio de Villa Cubas prácticamente “jugaba” de local. Una multitud se convocó al sector alrededor de las 19 para participar del acto inaugural de la Exposición Artesanal, bendecida por el entonces Obispo monseñor Pedro Alfonso Torres Farías y escuchar los encendidos discursos del gobernador Guillermo Ramón Brizuela (transmitido por una red de emisoras a todo el país); el subsecretario de Economía y Asuntos Rurales,  Armando Raúl Bazán y el director provincial de Turismo, Federico Raúl Argerich. Fue un acontecimiento extraordinario que marcó la puesta en marcha de uno de los más grandes encuentros populares de la provincia, coronando de esa manera el esfuerzo y el trabajo de un puñado de visionarios catamarqueños que querían rendirle homenaje a nuestro patrimonio artesanal y a nuestras más caras tradiciones. 

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  Hoy, 53 años después, aquello es la postal de un recuerdo inolvidable para quienes tuvimos la suerte de vivirlo de cerca. Las calles que rodeaban a la Manzana de Turismo comenzaban a llenarse de gente desde el mediodía. Los clásicos ranchos lucían sus humeantes parrillas y ofrecían sus mejores espectáculos. Los locales y los turistas se mostraban asombrados cuando en horas de la tarde, en algunos ranchos –especialmente en el que tenía el querido y recordado Carlitos Martínez- se encontraban guitarreando  figuras de la talla de Daniel Toro o Hernán Figueroa Reyes, junto a valores locales. Los tiempos cambian y los hechos también. Ahora, las figuras consagradas –algunas no pasan de figuritas- tienen hasta guardaespaldas, exigen hasta la marca del agua mineral y hay que ponerles alfombra roja desde que llegan hasta que se van (un poco exagerado…pero no tanto). Y había clima de fiesta a toda hora. Y “el tinglado mayor”, colmado, explotaba en aplausos todas las noches. Clima de fiesta y hermandad. Por los altoparlantes, se escuchaba folclore (repetimos: FOL-CLO-RE) a toda hora y los nombres de las casas auspiciantes: Retamozo regionales (Rivadavia 564-Tel.820), Calzados Loira (Rivadavia 791), Alberto Sevita (Rivadavia 599-Tel.828), Fábrica de Sándwiches Carosella (Esquiú 465), El Buen Gusto-dulces catamarqueños (República 532), además de abogados, escribanos, ingenieros y médicos que promocionaban sus estudios o consultorios. ¡Qué tiempos aquellos! Irrepetibles.

¡Felices  cumples querida Ciudad y querido Poncho!