Del desconcierto y la angustia general a transmitir filmaciones de obras de teatro del pasado. De la exigencia de protocolos y medidas para volver a las salas a experiencias virtuales sin nombre para tratar de entender cómo seguir. Los artistas del teatro y las artes escénicas continúan buscando un lugar donde hacer pie frente al caos generalizado que implica la parálisis total de la cartelera teatral.

¿Qué hacen los artistas de teatro frente al encierro? ¿Dónde ponen el cuerpo? ¿Cómo se conectan con el público? ¿Se puede recuperar algo de lo propio del lenguaje teatral en medio de esta pandemia y con la mediación de una pantalla? ¿Cómo hacer para que el espectador se sienta parte de lo que observa e incluirlo de una manera más directa?

En el último tiempo, comenzaron a aparecer algunas propuestas creativas y lúdicas que ya no pelean con el soporte digital, sino que lo incluyen y lo exploran como un elemento fundamental del mundo contemporáneo y de este presente en el que estamos todos inmersos.

Aquí algunos híbridos de las nuevas formas que exige la creación, pero ya con artistas escénicos que incorporan, juegan y le aportan nuevos sentidos al mundo de la virtualidad:

De microteatro a la telenovela

La autora y directora Agustina Gatto transformó la obra Por siempre Marisol, que había estrenado en febrero de este año en Microteatro y la convirtió en una telenovela por capítulos.

Para el pasaje del teatro al lenguaje audiovisual, Gatto aprovechó el formato de microteatro (que son obras de 15 minutos de duración, en un espacio de 15 metros cuadrados y para 15 espectadores) para convertir su obra en una ficción de siete capítulos, de ocho minutos cada uno, que mantiene su tono paródico pero que transcurre en estos tiempos de pandemia y se adapta a este nuevo mundo en el cual las personas se comunican a través de Zoom y videollamadas.

Revista Insomne

Los artistas del teatro independiente se pusieron a escribir y sacaron su propia revista. En realidad esa fue una de las tantas iniciativas que concretaron frente al desasosiego de la pandemia y la absoluta incertidumbre acerca de cómo realizar la actividad teatral en este contexto. Lo primero que hicieron fue fundar PIT, la asociación de Profesores Independientes de Teatro, en la cual más de 700 docentes se juntaron para encontrar, entre todos, herramientas de subsistencia y continuidad. Su lema es “todo empieza por las clases”, una frase cargada de historia, ya que los grandes referentes de la dirección, la escritura y la actuación del teatro argentino comenzaron su vocación en una clase de teatro. Los profesores se organizaron con la conciencia de que la salida es colectiva, algo que el teatro independiente argentino ha demostrado desde su nacimiento.

Dramaturgas argentinas

El año pasado la actriz y gestora cultural Zaida Mazzitelli y la dramaturga y directora, Sol Pávez, impulsaron el Concurso Dramaturgas Argentinas (CDA), un proyecto con el que buscaron empezar a romper la hegemonía de los hombres en la escritura teatral y darle un espacio concreto de producción y divulgación a las autoras. En su lanzamiento, se presentaron más de cien dramaturgas y fueron seleccionadas las obras Beatriz, Beatriz de Consuelo Iturraspe, El destape, de Marie Alvarez y Mejor bailemos, de Ivania Cox, quienes obtuvieron la edición y publicación de sus obras.

Además, fueron publicados en un fanzine digital. “Cuando lanzamos este concurso no había ninguna línea de subsidios abierta, así que todas las personas que colaboraron, desde el jurado, producción, actrices y edición de textos lo hicieron sin ningún rédito económico, simplemente tenía que ver con visibilizar las voces y generar un espacio más habitable para las autoras en este momento que estamos transitando”, explica Sol Pávez, autora y creadora junto a Zaida Mazzitelli de esta propuesta.