El pasado miércoles se cumplió un nuevo aniversario del natalicio de Eladia Blázquez. Fue una cantante y compositora argentina de tangos. Hija de una familia humilde, nació el 24 de febrero de 1931 (falleció el 31 de agosto de 2005) en Gerli, provincia de Buenos Aires, tiempos en que el tango ya se encontraba en plena crisis. Julio Nudler supo escribir de la artista en el diario Página/12: “Ella creó un tango-canción verdaderamente nuevo, con su nueva temática y un lenguaje actualizado que impactó en un público amplio, no necesariamente tanguero. Los tradicionalistas la recibieron fríamente, aunque sin la agresividad que reservaron para otras propuestas más heterodoxas”. Dice también Nudler: “Era muy frecuente que se la apodara ‘La Discépolo con faldas’, pero esa comparación con enrique Santos Discépolo (creador de Yira yira y Cambalache) es realmente excesiva. Un rasgo desdeñable de su creación es el nacionalismo hueco que por momentos profesa. Un ejemplo de ello puede hallarse en el tango ´Convencernos`, que escribió junto a Chico Navarro y lanzado en 1976, cuando la Argentina comenzaba a sufrir la dictadura militar más sangrienta de su historia. La letra propone: ‘Y ser al menos una vez nosotros, sin ese tinte de un color de otros, recuperar la identidad, plantarnos en los pies, crecer hasta lograr la madurez y ser al menos una vez nosotros, bien nosotros, tan nosotros, ¡como deber ser!’. Quizá sin proponérselo, Eladia nos ofrece con esta composición, visto a la distancia, una buena muestra de la desfiguración de las ideas imperantes por entonces. Blázquez fue recorriendo a través de su vida de artista diversos caminos, según fueran las circunstancias, buscando un lugar para su empuje creador”. Todos, a esta altura, recuerdan su inspiración “Honrar la vida”. Esa que dice: “Eso de durar y transcurrir no nos da derecho a presumir. Porque no es lo mismo que vivir, ¡honrar la vida!”.

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   También el pasado miércoles cumplió años Pablo Milanés Arias, compositor, guitarrista y cantautor cubano, uno de los fundadores junto a Silvio Rodríguez y Noel Nicola, de la Nueva Trova Cubana. A los 78 años, la bibliografía del artista dice que “en sus comienzos, Milanés estuvo influido por la música tradicional cubana y por el ‘feeling’. El ‘feeling’ es un estilo musical que se inició en Cuba en los años ‘40 y suponía una nueva manera de afrontar la canción, donde el sentimiento definía la interpretación”. En 1964, Milanés se incorporó como intérprete al cuarteto Los Bucaneros. Bajo el influjo del Primer encuentro Internacional de la Canción de Protesta, celebrado en Varadero en 1967, Milanés comenzó a crear canciones de contenido político. En 1968 ofreció su primer concierto junto a Silvio Rodríguez en la Casa de las Américas. Esta sería la primera muestra de lo que más tarde, en 1972, surgiría como el movimiento musical popular de la Nueva Trova. En ese mismo lugar conocería a los miembros de la élite cultural y musical de otros países americanos con los que compartía sus preocupaciones sociales: Violeta Parra, Mercedes Sosa, Daniel Viglietti, Chico Buarque, Vinicius de Moraes, Milton Nascimento y Víctor Jara, entre muchos otros.

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   En la etapa que va desde los finales de los `60 hasta mediados de los `70, Pablo Milanés compone canciones que aún conservan una extraordinaria vigencia: Yo no te pido, Los años mozos, Cuba va, Yolanda, Los caminos, Pobre del cantor, Hombre que vas creciendo, Yo pisaré las calles nuevamente y otras. Respecto a su posición política, Milanés, como defensor de la Revolución Cubana que es, siempre se ha caracterizado por mantener una actitud crítica y pública a los errores que, a su juicio, se han cometido en la conducción de Cuba. Su amplia como extraordinaria discografía cuenta con más de 40 álbumes en solitario, a los que deben sumarse una quincena de trabajos con otros solistas o grupos. Es de público conocimiento el cariño y el respeto que le tiene el público argentino al magnífico cantautor cubano.