4 claves para tener calidad de vida después de los 65 años

Un estudio advirtió que en América Latina podría haber 73 millones de personas con dolor de espalda para 2050.
domingo, 28 de mayo de 2023 23:59
domingo, 28 de mayo de 2023 23:59

Un nuevo estudio, que fue publicado en la revista The Lancet Rheumatology, sugiere que una población con más años de vida podrían implicar un mayor riesgo de desarrollar el dolor en la parte baja de la espalda en América Latina y el Caribe. Ese trastorno del dolor de espalda es conocido como lumbalgia.

Hay casi 49 millones de personas afectadas por lumbalgia en la región de América Latina y el Caribe. Dentro de ese total, 22,3 millones de personas viven en Brasil. Esto representa un aumento significativo entre 1990 y 2020, según contó la primera autora del estudio, Manuela Ferreira, profesora de Salud Musculoesquelética de la Universidad de Sídney, Australia.

“Se espera que en 2050 haya 73 millones de personas afectadas por dolor lumbar en la región”, afirmó la experta. El estudio fue global y llevado a cabo también por investigadores de los Estados Unidos, México, Brasil, Uruguay, Reino Unido, Alemania, Nigeria, Etiopía, entre otros países.

El trabajo fue conducido por el Instituto de Métricas y Evaluación Sanitarias (IHME) de la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington, en los Estados Unidos.

A nivel mundial, calcularon que podría haber un aumento del 36,4% de los casos de lumbalgia para 2050. Los factores que llevarían a esas subas son diferentes según cada región.

En Asia y América Latina y el Caribe, la mayor contribución al aumento previsto del número de casos sería por el envejecimiento de la población. Es decir, habrá más personas que superen los 65 años, pero podrían ser más susceptible a tener lumbalgia.

El dolor de espalda es tan común entre los seres humanos que se lo percibe como casi atado a la experiencia de vivir y se lo subestima. Puede sufrirlo desde los niños y los adolescentes hasta las personas mayores, y limitar su movilidad y su destreza. Puede llevar jubilaciones anticipadas, un menor nivel de bienestar y a reducir la vida social.

Los resultados del nuevo estudio pueden ayudar a que las autoridades sanitarias, los profesionales de la salud y la población en general adopten diferentes medidas para elaborar o mejorar estrategias de prevención. Aportó 4 claves para que todos tengan en cuenta:

 Controlar el tabaquismo, la obesidad y las posturas

Según la doctora Ferreira, los resultados del estudio aporta claves para tener calidad de vida después de los 65 años. En primer lugar, hay que tener en cuenta que los principales factores de riesgo de lumbalgia son el tabaquismo, la obesidad y los factores ergonómicos en situaciones laborales, como las posturas, los movimientos repetitivos y rápidos o la manipulación de cargas pesadas en el trabajo.

Estos factores de riesgo representan casi el 40% de los años vividos con discapacidad en los casos de lumbalgia. El riesgo de tener el trastorno aumenta con la edad.

Aprender sobre la lumbalgia para controlar síntomas

“Apoyar los comportamientos saludables para prevenir la obesidad, el tabaquismo y el sedentarismo es un buen comienzo. Pero también es necesario mejorar los conocimientos y las creencias en torno al tratamiento de la lumbalgia. Esto es clave para reducir el impacto de esta dolencia a corto, medio y largo plazo”, resaltó.

“Hay que ayudar a los pacientes a que autocontrolen sus síntomas, y los financiadores de la atención sanitaria no deberían pagar intervenciones ineficaces y perjudiciales -advirtió-. También es necesaria una mejor vigilancia de los nuevos tratamientos y pruebas diagnósticas, para que no se ofrezcan a los pacientes antes de una evaluación sólida”.

 Acceder a diagnóstico y tratamiento que tengan pruebas sólidas

Que los pacientes con lumbalgia accedan a la atención y a un tratamiento que sea efectivo y seguro es uno de los mayores desafíos para el futuro. En el trabajo, los investigadores alertaron que en todo el mundo se sigue recurriendo de forma inapropiada al diagnóstico por imagen, al reposo en cama, a los opiáceos, a las inyecciones en la columna vertebral y a otros procedimientos invasivos de eficacia cuestionable”.

Al no ser tratados adecuadamente, los pacientes sufren consecuencias. “Paradójicamente, el uso de tratamientos de escasa o nula eficacia puede retrasar la recuperación y aumentar potencialmente el riesgo de discapacidad a largo plazo relacionada con la espalda y, en consecuencia, incrementar la carga de esta dolencia en todo el mundo”, escribieron.

Evitar el uso de fármacos y procedimientos sin evidencias de eficacia

“Muchos de los tratamientos que se ofrecen actualmente para tratar el dolor lumbar tienen una eficacia escasa, nula o desconocida. Entre ellos se incluyen los analgésicos simples (por ejemplo, paracetamol) y fuertes (opiáceos), las terapias físicas (como tracción lumbar, ultrasonidos, estimulación nerviosa eléctrica transcutánea) y muchos procedimientos quirúrgicos, como -por ejemplo- la fusión quirúrgica)”, dijo.

Cuando esas opciones “se administran en sustitución de tratamientos conocidos por mejorar los síntomas del dolor lumbar, como el ejercicio, las intervenciones psicológicas o el asesoramiento estructurado, pueden retrasar la recuperación”, sostuvo.

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