La Familia Ávila

Con el rugby en la sangre y Los Hurones en el corazón

La familia Ávila es sinónimo de rugby en Valle Viejo.
domingo, 10 de octubre de 2010 00:00
domingo, 10 de octubre de 2010 00:00

Al hablar de rugby en Valle Viejo, indefectiblemente todo gira en torno a Los Hurones, el único equipo que tiene el departamento. Y al hablar de Los Hurones, no se puede eludir el apellido Ávila.
Una familia asociada directamente a Los Hurones Rugby Club, ya que sus integrantes forman parte de la entidad de manera activa desde hace muchos años.
Ricardo –el padre de la familia- fue y es un dirigente activo, mientras que sus cinco hijos varones son jugadores y forman parte en la actualidad del plantel de Primera División de Los Hurones.
Héctor Ignacio (33 años), Ricardo Alejandro (32), Diego Oscar (29), Nicolás Pablo (21) y Matías Lino (19), son los hermanos Ávila, a los que les corre por la sangre la pasión por el rugby y que no ocultan el orgullo de ser parte de Los Hurones, club al que llevan en el corazón.
La familia Ávila se radicó en el departamento Valle Viejo hace 18 años. Corría el año 1992 cuando se instalaron en Las Chacras procedentes de su Rafaela natal.
Por ese entonces, ya hacía tres años que se había fundado el club Los Hurones, y ni bien pisaron suelo chacarero, los Ávila comenzaron una inclaudicable relación con la entidad.
Ricardo, el padre de la familia, se involucró en la cuestión dirigencial, llegando a ser presidente, y ocupando hasta la actualidad diversos puestos, siempre dispuesto a trabajar y colaborar con el club, sin importar el lugar, lo importante es estar y servir a la institución.
En tanto que sus hijos comenzaron a jugar y a formarse.
El primero que se acercó al club fue Diego, que llegó de la mano de Roberto Robles, uno de los fundadores de la entidad. Luego se sumó Ricardo, el “Tato”, para los seguidores del rugby catamarqueño.
En tanto que Héctor estaba dedicado de lleno a la práctica del boxeo, hizo una aceptable campaña como profesional (16 peleas, 10 ganadas (1 KO), 4 perdidas, 2 empatadas) y fue figura central en muchas veladas, tanto en Catamarca como en otras provincias.
Cuando “Tyson” decidió colgar los guantes, no lo dudó y se tiró de lleno al rugby y también se incorporó al equipo.
Los más chicos de la familia, Nicolás y Matías, jugaban al fútbol en San Martín de El Bañado, pero después de algunos años, decidieron cambiar la redonda por la ovalada.
Pero la cadena y la pasión por el rugby, no se corta sólo con los hijos varones, ya que también Jéssica, que tiene 13 años y es la única de la familia nacida en Catamarca, también empezó a incursionar en el rugby, jugando para el equipo femenino de Los Hurones, que se formó hace un par de años. Según dicen los entendidos en la materia, tiene un gran futuro porque “juega muy bien”.
El rugby es el deporte que eligió la familia, y todos están detrás de una pasión que no conoce límites, detrás de un sentimiento llamado Los Hurones.
“Los Hurones es un club muy sufrido, nos cuesta mucho llegar a las metas; todos los que integran el club lloran y sufren por la camiseta y sus jugadores se destacan por la garra que tienen, ninguno con mala intención; son ácidos para jugar, pero con mucha lealtad”, comenta Ricardo (padre) a la hora de expresar el sentimiento hacia el club.
Una de las prioridades del club es poder tener su propia espacio físico, y para ello está trabajando la nueva comisión.
“Todos estamos empujando para que se pueda dar, eso sería lo ideal. Una vez que Los Hurones tenga su propia casa, se va a poder rescatar a muchos chicos. Además estar alquilando donde jugar y entrenar es como tirar la plata, porque es un dinero que suma y que se va del club”, analizó don Ricardo, el jefe de la familia Ávila, que en Valle Viejo es sinónimo de Los Hurones Rugby Club.

Héctor Ignacio (alias Tyson) tiene 33 años y es el mayor de los hermanos. Fue boxeador profesional hasta el 2004, que realizó su última pelea en Buenos Aires, ante Walter Darío Matthysse (perdió por nocaut en el segundo round). Juega en la primera línea y trabaja en una empresa de cobranzas. También trabajó en la construcción.

Ricardo Alejandro (alias Tato) tiene 32 años, juega en la primera línea. Se dedica a la fotografía.

Diego Oscar tiene 29 años, fue el primero en acercarse al club, juega en la primera línea y es empleado del Concejo Deliberante de Valle Viejo.

Nicolás Pablo tiene 21 años y fue jugador de fútbol en el club San Martín de El Bañado. Juega de medio scrum y es chef profesional. Integró la selección Andina.

Matías Lino, tiene 19 años. Jugó al fútbol en San Martín. Juega de centro e integró la selección Andina. Es pretendido por el Club Banco de Buenos Aires.

Comentarios

Otras Noticias