El enfrentamiento del próximo fin de semana entre Vélez Sársfield y Estudiantes le empezará a dar un trazo firme a la historia de la definición del torneo Apertura, ya que ambos equipos polarizan junto a Arsenal el protagonismo en la lucha por el título a ocho fechas del final.
En el nuevo orden del fútbol argentino del último lustro, los de Liniers y los de La Plata eclipsaron a los dos más grandes, Boca Juniors y River Plate, pero no solamente en lo futbolístico sino también en lo institucional.
Y a partir de eso el latiguillo de “son los mejores” se convirtió en un lugar común cada vez que se hace referencia a estos dos máximos representantes de la Capital Federal y el Gran Buenos Aires.
En este torneo Apertura, una vez liberados de sus compromisos internacionales en la Copa Sudamericana, a la que no le apostaron un pleno y se quedaron prematuramente afuera, parece que no hay con qué darles y el título quedará inevitablemente en manos de alguno de ellos.
Arsenal, que está terciando junto a Vélez a tres puntos del líder “pincha”, está inmerso en otra historia: la de acumular puntos para dejar lo más lejos posible el peligro del descenso.
Claro que el crecimiento deportivo de estos clubes vino de la mano del institucional, que está ligado a una infraestructura edilicia de las más modernas de Sudamérica.
Vélez, después de “ganar el campeonato económico” propuesto por el anterior presidente, Raúl Gámez (hoy está Fernando Raffaini), disfruta del “Colón del fútbol argentino”, tal como denominan sus hinchas al estadio José Amalfitani.
Pero además posee en un espacio lindero el polideportivo en el que se desarrollan las actividades deportivas amateurs y de recreación.
En tanto que en el nacimiento del Camino del Buen Ayre está instalada la modernísima Villa Olímpica, que cuenta con tecnología de última generación en preparación deportiva, un hotel con todas las comodidades para el plantel y varias canchas de entrenamiento que no tienen nada que envidiarle a las principales de muchos equipos de primera.
Lo de Estudiantes es un poco más reciente y está relacionado con el retorno a la institución del ya emblemático Juan Sebastián Verón, que desde sus botines le dio lustre y títulos futbolísticos y desde su bolsillo convirtió al Country Club de City Bell en un predio de primer nivel, solamente comparable al de Vélez dentro del país.
 

Boca y River, en tanto, con problemas institucionales que se reflejan en lo deportivo, no clasifican a las competencias internacionales y están siempre lejos de la pelea por los campeonatos.
Mucho peor, claro, están otros grandes como los de Avellaneda, Racing e Independiente, mientras que San Lorenzo siempre amaga con una recuperación que nunca se concreta.
Por eso, mientras River se queja por el arbitraje de Federico Beligoy de ayer en Mendoza ante Godoy Cruz y en Racing los hinchas no les perdonan a los jugadores la descortesía de no saludarlos después del triunfo ante Argentinos Juniors, por La Plata y Liniers la mira está puesta en seguir por el mismo camino, lo que les basta para continuar siendo los mejores.