Hasta no hace mucho se podía disfrutar por estos lados del exquisito juego de Valeriano Uriarte Buteler, con una camiseta celeste que generalmente le quedaba suelta, jugando en la primera del Ateneo Mariano Moreno. Hasta jocosa resultaba la pareja que conformaba en la mitad de la cancha con el “Loco”, Carlos Rivero, debido a la diferencia de tamaños. Pero lo importante era la calidad que en cada intervención dejaba entrever el joven jugador; varios son los atributos que hicieron que Instituto de Córdoba se fijara en el chacarero, y que lo llevaron a ser hoy el capitán de la Sexta división que participa de los campeonatos de AFA.
“Estoy con unos tíos de Catamarca que vinieron a comer. Todo bien, tranquilo. Tratando de terminar lo mejor posible el año”, fue lo primero que le Dijo a El Equiú en un contacto telefónico.
La voz ya no es la del niño que se fue a hacer lo que le gusta, que es jugar al futbol. Se deja escuchar mucho más maduro, con otras experiencias a cuestas.
A pesar del tiempo que lleva en Córdoba dice que todavía no se adaptó del todo, que le cuesta un poco vivir en una ciudad tan grande. Habla de su hermano “Pachi” (Juan) con mucha admiración, y lo llega a calificar de amigo/padre.
Lo mejor del año para él, es haber tenido las primeras prácticas con la primera división de “La Gloria”.
Este es el mano a mano con El Esquiú.
¿Cómo va todo por allá?

Todo Bien. Ya terminó para nosotros la competencia. Terminamos terceros; estábamos segundos a un punto de Boca y perdimos el clásico (Con Belgrano). Estoy jugando de cinco y la verdad que me siento muy cómodo ahí.

¿Te adaptaste totalmente?

Me cuesta adaptarme un poco todavía. Allá vivía en Valle Viejo, que es otra cosa... pero cada vez cuesta menos. Son varios chicos de Catamarca los que están acá, y eso ayuda. Aquí están Franco Gómez, un chico de apellido Reyes, y Brian Soria (hijo de Hugo), que es aquero y anda bien.

¿Cómo terminas el año?

Futbolísticamente bien, me llamaron para entrenar en primera, y me fue bien por suerte.
Uff, no te imaginas lo lindo que fue: nosotros llegamos y no había nadie, estaban los arqueros nomás. Vino Vivas y nos habló, nos dio un par de consejos... éramos 5 los que íbamos a jugar ese día y casi todos íbamos a entrenar por primera vez con la primera.
Nos había visto contra Belgrano y eligió a los que les había gustado. Nos dijo como íbamos a jugar, lo que el quería... después llegaron los de primera y me hizo jugar de doble cinco.

¿Cuánto cambió el chico que se fue al que sos hoy?

Y... cambió mucho. Por ahí la forma de entender algunas cosas, que cuando uno es más chico no las entiende... algunos códigos, cosas que hacen los técnicos y los compañeros. Ahora me doy cuenta de un montón de cosas, como cuando miro a jugadores que juegan en mi puesto; por ejemplo el otro día fui a la cancha, y viendo a algunos jugadores aprendí un montón de cosas. Ahora René Lima (ex Rosario Central y Vélez) y Zapata están en Instituto. Me quedaron varias cosas observándolos.

¿Cómo es la convivencia con tu hermano, con el que vivís?

Me simplifica muchas cosas. Él me ayuda un monton aquí.
Vivir con él fue como conocerlo de nuevo, porque al ser el más chico era una relación de “hermano que me cuida”, pero ahora somos amigos.
La diferencia de edad no se siente.

Dicen que al chico del interior le cuesta más. ¿Es así?

A mí me costó mucho. Pero yo no trabajé pensando que soy menos que el chico de Córdoba, yo trabajé pensando en que este año tenía que adaptarme lo mejor que pueda al plantel. El objetivo del año que viene es tratar de seguir mejorando... tener el roce de un jugador de primera.
Yo sé que puedo estar a la altura de algunos jugadores, pero no como los mejores, no al nivel que yo quiero.

La última: ¿Extrañas más a San Martín o al Ateneo?

Ehh no me hagas esa pregunta ja.
Yo soy hincha de San Martín, siempre voy a ser hincha y lo llevo en el corazón... y el Ateneo me dio muchísimas cosas. Un montón de amigos, de gente que quiero... (Cristian) Palacio, (William) Rivas, (Rafa) Aldao me ayudaron mucho. Hay cosas que San Martín no me las dio y las conseguí en el Ateneo... jugué en primera y fui al Torneo del Interior, tuve técnicos buenos como Elías (Pérez) y (Juan) Pauletto. No puedo decir que extraño más a uno que a otro, porque los dos me dieron cosas importantes”.