Murió "Pancho" Varallo

Adiós al histórico goleador.
lunes, 30 de agosto de 2010 00:00
lunes, 30 de agosto de 2010 00:00

El fútbol está de duelo. El platense Francisco Varallo, ídolo de Gimnasia y Boca, y único sobreviviente de la final del Mundial del 30 en Uruguay, falleció esta mañana. El pasado febrero había cumplido 100 años.

Pancho, nacido el 5 de febrero de 1910, era el jugador más joven de la selección de Argentina que cayó ante la de Uruguay por 4-2 en el encuentro decisivo disputado en el estadio Centenario de Montevideo.

A los pocos años ya se asomaba al fútbol en la canchita de Ferro Carril Sud, en 64 y 27, a escondidas de sus padres, que no querían saber nada de ese juego tan brusco. “Yo no me voy a quedar sin jugar al fútbol por usted”, se le plantó un día a su padre. Era la primera vez que lo hacía. Tal vez fue la única.

En 1923 ingresó a 12 de Octubre, su primer club, de la Federación Platense de Fútbol. A los 14 años debutó en Primera y marcó el único gol del triunfo como visitante sobre Muelles y Depósitos, en Ensenada. Su fama creció rápidamente en toda la zona y en 1927 lo fueron a buscar para jugar, a prueba, en Estudiantes. Se presentó con cuatro goles a Estudiantil Porteño. Jugó en total tres partidos con once goles. Obvio, los dirigentes pinchas no dudaron en querer incorporarlo pero no pudieron contra la negativa de sus pares de 12 de Octubre: “A Panchito no se los vendemos ni locos”. Claro, si eran todos hinchas de Gimnasia...

Poco después tuvo su prueba en el otro grande de La Plata. Fue en Tercera contra Rioplatense: 9-0 con ocho de Varallo. Al domingo siguiente jugó otro amistoso, esta vez en Primera, frente a Tiro Federal de Rosario. De inmediato se concretó su pase, por el cual 12 de Octubre recibió 500 pesos y parte de una tribuna.

En 1929 fue campeón de Primera División (único título de Gimnasia en torneos de liga de la categoría superior). Los triperos le ganaron la final a Boca por 2 a 1. Fue el 9 de febrero de 1930 en la cancha de River, en Alvear y Tagle. El premio fue de cien pesos.

El 25 de mayo de 1930 hizo su presentación en el seleccionado y marcó el gol del empate en uno frente a Uruguay, por la Copa Newton, en el estadio de San Lorenzo. Ese día se ganó el lugar para el primer Mundial que estaba a punto de jugarse, en Montevideo. En ese histórico campeonato del cual es el único sobreviviente, participó en cuatro de las cinco presentaciones del equipo argentino con un gol, a México (3-1). Después de formar parte, entre 1930 y 1931, de una célebre y triunfal gira por toda América con Vélez, en cuyas filas tuvo por compañero a Bernabé Ferreyra (los dos prestados), al “blanquearse” el profesionalismo se produjo su llegada a Boca.

Le pagaron siete mil pesos. Fue un momento difícil, porque los hinchas de Gimnasia no aceptaron su partida. Se mudó a Buenos Aires y se instaló en el Hotel América, que todavía existe, en la esquina de Bernardo de Irigoyen y Brasil.

Su campaña en Boca fue gloriosa. Con Roberto Cherro y Delfín Benítez Cáceres formó una sociedad memorable. Fue campeón en 1931, 1934 y 1935. Con sus 193 goles en 222 partidos es el tercer goleador de la historia del club, detrás de Cherro (222) y Martín Palermo (214) y junto con Domingo Tarasconi.

En plena juventud, a los 29 años, tuvo que dejar el fútbol. Una lesión de meniscos en la rodilla izquierda, que en la actualidad posiblemente demandara un mes de recuperación, lo forzó a colgar los botines. En su último partido marcó un gol y Boca le ganó 2-0 a Huracán, el 8 de diciembre de 1939, en la cancha de River, por la Copa Adrián Escobar.

“Siempre fui un delantero con empuje y quería reventar el arco. Me moría por hacer goles y por eso creo que triunfé. Triunfé a mi manera”, dijo alguna vez.

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