Una leyenda del deporte mundial

50º Aniversario de la gran hazaña de Abebe Bikila

viernes, 6 de agosto de 2010 00:00
viernes, 6 de agosto de 2010 00:00

Hablar de Abebe Bikila es referirse a toda una leyenda. Es, nada más y nada menos, que el primer atleta africano en conseguir una medalla de oro en los Juegos Olímpicos.
Abebe nació en Mout, Etiopía, en 1932. Se enroló en el ejército cuando contaba con 17 años de edad. El destino lo puso en manos del talentoso entrenador sueco Onni Niskanen, quien supo tener la paciencia para transformar un diamante en bruto en una preciada joya.
Un experto en entrenamiento deportivo, Niskanen, no confrontó con Bikila por su gusto a correr descalzo. El entrenador optó por estudiar los tiempos de su atleta, tanto en zapatillas como corriendo sin ellas, y comprobó que efectivamente Bikila era más rápido sin calzado alguno.
Y así corrió el Maratón de los Juegos Olímpicos de Roma, en 1960. En el trayecto, pasó por delante del Obelisco de Axum, que fuera robado por Benito Mussolini a su país natal, en la Guerra Italo Abisinia de 1937.
El 7 de agosto de 1960, Bikila sorprende al planeta entero: descalzo, el etíope clava una nueva plusmarca mundial con 02:15:16. Y no sólo había ganado el oro, sino que había causado enorme revuelo al mejorar por casi ocho minutos el récord olímpico.
Este fue el hecho que asombró al mundo: un atleta del continente más pobre del mundo y en plena descolonización ganaba descalzo el maratón olímpico de Roma ‘60.
A su regreso de Italia, Bikila fue recibido como héroe por el Rey de Reyes de su patria, y a cambio de su medalla de oro recibió un anillo de diamantes.
Los instantes previos a los Juegos Olímpicos de Tokio de 1964, lo encontraron en una situación complicada. Se lo acusó de formar parte de un complot militar, y pasó varios meses en prisión, lo que afectó notoriamente su entrenamiento.
Como si esto fuera poco, fue operado de peritonitis cuatro semanas antes del maratón. Pese a todo, Bikila volvió a romper todos los cronómetros con 02:12:11, aunque, esta vez, sobre zapatillas.
Había desarrollado una velocidad sostenida durante los 42K de 19,15 km/h, algo nunca visto hasta ese entonces.
Cuando volvió a Etiopía, nuevamente fue recibido como un héroe. Fue galardonado en su país con un automóvil Volkswagen Beetle, todo un símbolo de status, ya que no había demasiados autos en Etiopía por aquellos años.
Para los Juegos Olímpicos de México de 1968, Abebe corrió con una fractura en el pie. Ninguno de sus rivales estaba al tanto de esta novedad, lo cual, estrategia mediante, le dio el triunfo a su compatriota Mamo Wolde. Bikila abandonó en el kilómetro 17.
En 1969, el etíope sufrió un accidente automovilístico, cuando perdió el control mientras conducía su automóvil. Pasó nueve meses intentando recuperarse.
Desafortunadamente, salió de un sanatorio de Londres paralítico y en silla de ruedas, en la que asistió a los Juegos Olímpicos de Munich, en el 72.
Abebe Bikila falleció un 25 de Octubre de 1973, a los 41 años de edad, a causa de una hemorragia cerebral, una complicación relacionada con su accidente.
Uno de los mejores maratonistas del mundo y primer ídolo deportivo de África, terminaba su ciclo en la tierra.
El Estadio Nacional de Addis Abeba (capital de Etiopía), lleva su su nombre en honor a él.

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