Juan Aballay es, desde hace un tiempo ya, el “cata” que juega para Talleres de Córdoba.
El destino lo llevó de chico a buscar un mejor futuro detrás de la pelota: y el objetivo de todos siempre es Buenos Aires.
Con un año en las inferiores de Boca Juniors, por intermedio de un amigo, emigró a Talleres de Cordoba, cuando el club estaba jugando el Nacional B.
Con 22 años y un físico que hace que quien lo vea le pregunte ¿de verdad sos marcador central?, Aballay se propone nuevas metas. Los objetivos son muchos, pero se destaca uno en particular: ascender con Talleres, para que las heridas del descenso cicatricen de una vez y por todas.
Este es el “mano a mano” del “Cata” Aballay con El Esquiú.

¿Cómo va todo Juan?

Y más o menos, porque vengo un desgarro en la pierna izquierda, en el muslo. Me lesioné hace 10 días y tengo para tres semanas. La verdad que esto me jode un poco, había arrancado el campeonato muy bien, me tocó anotar, y la verdad que esta lesión no me la esperaba pero son cosas que tiene el fútbol.

Complicadas las lesiones...

Siempre tenes que estar fuerte para estas cosas y seguir metiéndole para delante.
Me parece que no me pasó nunca lesionarme desde que estoy en primera. En estos momentos, es clave tratar de aferrarse a la familia y pensar en los seres queridos. Buscar seguir para delante y no caerse.

¿Cómo vivís el momento de Talleres?

La verdad que bastante bien. Hemos empezado el campeonato un poquito flojos, pero estamos levantando.
Es un club muy grande y da gusto jugar acá.
Gracias a Dios, la semana pasada pude arreglar mi contrato de nuevo y estoy muy contento.

Hubo dos frustraciones grandes: perder la categoría primero, y no poder ascender después...

La verdad que sí, me tocó la mala suerte de estar ahí en el plantel cuando descendimos... y bueno, el objetivo que tenemos ahora es ascender como sea.

Dicen que se fortalece de esto, de soportar las malas...

La verdad que sí. El sueño mío es tratar de ascender, de salir. La gente te motiva un montón y es un club grande y sé que Talleres es una buena vidriera. Ojalá que podamos lograr el ascenso.

¿Cómo es el Argentino A?

Es muy diferente, muy duro, peleado, hay mucho roce, no tanto juego como en el Nacional, pero sabemos que nos tenemos que adaptar a esto y buscar el ascenso.

¿Los viajes?

Uuuh... son mucho más complicados. Por ahí tenes viajes que tenés que hacer en avión, y si no se puede hay que ir en “bondi”, con muchas horas de viaje, y necesitás un buen descanso después de eso. Se hace muy difícil.

¿Cómo llegaste a Talleres?

Yo estuve en Buenos Aires, en Boca un año, y de ahí me trajo Abel Almada para acá, para Córdoba.
Talleres estaba en el Nacional. Vine con algunos compañeros y nos adaptamos muy rápido al club. Esto es muy lindo y trato de disfrutarlo día a día.

¿Cómo es vivir en una ciudad más grande?

Buenos aires es más complicado que Córdoba.
Yo tengo familia allá en Buenos Aires, y traté de adaptarme y la verdad que me fue bien, y acá en Córdoba tengo muchos amigos que me apoyaron un montón.

¿Lo peor que te pasó qué fue?

El descenso... sin dudas. Fue algo muy duro para mí, nunca me lo había imaginado. No lo podes comparar con nada... nunca había sentido tanta “cosa fea” como en el descenso. Pero uno tiene que ser fuerte de la cabeza y pensar en positivo para seguir adelante.
Ahora Talleres está bien, lo ha agarrado una gente nueva que está trabajando bastante bien, y eso nos motiva a nosotros también. Creo que es fundamental para nosotros que desde arriba se hagan bien las cosas.

Juan Aballay, nacido en esta capital el 8 de agosto del ‘88, todavía tiene en su voz la ilusión de un chico. Se siente uno de esos “elegidos” que disfruta de cada día porque simplemente hace lo que le gusta.
Con un montón de sueños a cuestas, Juan es el “Cata” que adoptaron los “Tallarines” para que sea el patrón de la defensa del equipo que quiere lograr la vuelta al Nacional B.
Claro, por demás son los objetivos de quien no se olvida de los amigos y la familia.