La jornada arrancó bien temprano. Poco después de las 7, los jugadores de Boca se juntaron en la puerta de la Posada de los Pájaros, de donde, después de escuchar las indicaciones Gustavo Otero, salieron a correr por la sierra tandilense para mejorar la resistencia física.
El plantel estuvo completo, y si bien los trabajos fueron duros, los jugadores mostraron una buena predisposición y exhibieron un gran ánimo, antes de compensar el desgaste con un desayuno y un poco de esparcimiento.
A las 10, el grupo se trasladó hasta Banco Provincia, lugar en donde se encuentra la cancha principal, y en donde Falcioni decidió hacer trabajos en ataque y en defensa. En un grupo estaban Cellay, Caruzzo, Insaurralde y Monzón, y por el otro Clemente, Sauro, Ruiz y Calvo.
En el trabajo de ataque, el técnico volvió a practicar con Chávez, Riquelme, Giménez, Mouche y Palermo. Si bien esto recién comienza y es muy difícil dar un equipo, lo que queda claro es que vuelve el sistema que alguna vez implementó Carlos Bianchi, con un claro 4-3-1-2.
El entrenamiento duró una hora y media, el cuerpo técnico exigió al plantel en todo momento y ellos siempre respondieron. Los xeneizes se retiraron a la Posada para disfrutar del almuerzo y una merecida siesta.
Por la tarde, el último entrenamiento, donde se trabajó otra vez en lo físico, en esta ocasión en una pista de atletismo.