Ser padres en inferiores

jueves, 13 de diciembre de 2012 00:00
jueves, 13 de diciembre de 2012 00:00

La suspensión del encuentro que disputaban Independiente y San Lorenzo en Sexta División volvió a abrir interrogantes sobre el rol de los padres en el fútbol infatil y su influencia en los chicos.
Sabido es que los adultos son quienes marcan el rumbo, y que en base a ello se construyen las nuevas generaciones. Con los hechos que vienen marcando los “padres” que frecuentan las divisiones inferiores en el fútbol capitalino, arrojan el interrogante ya mencionado.
Por lo general el padre acompaña al niño a la práctica del deporte, luego se inserta en la dirigencia, que a la vez deja que se hagan responsables del equipo. Esto pasó, pasa y seguirá pasando, en la medida en que no entiendan el significado de la palabra “formación”, y que los valores morales de convivencia social no sean pisoteados tan comunmente.
El hecho puntual dice que pasados los 30m del primer tiempo del partido, Quiroga le comete infracción a Cerezo, un compañero actúa en vendeta por la agresión sufrida, pero lo irracional le sucede.
El juez aplicó el reglamento, expulsó a los revoltosos, pero lejos de calmar los ánimos, padres, familiares y amigos de los “chicos” ingresaron al campo de juego para generar más violencia.
Los de Independiente fueron los primeros, la gente de San Lorenzo no quizo ser menos y entre empujones, trompadas e insultos, el juego, el simple juego de chicos, tuvo que suspenderse por la actitud de los grandes.
Aquí nadie queda al margen de la culpabilidad, es sabido que esta clase de partidos genera mucha expectativa y la dirigencia no tuvo el reparo de poner seguridad; la policía llegó después de lo sucedido.
Los técnicos en vez de calmar incitan, con la tan trillada frase al árbitro, “sos un desastre”; los padres, que a su vez son dirigentes, promueven la violencia con el vocabulario y las actitudes.
Entonces es tiempo de mirar el lugar que se ocupa y las acciones que se cometen, si no se continuará matando al fútbol, pero sobre todo, generarán chicos violentos que serán padres violentos el día de mañana.
Claudio Brizuela
El Esquiú.com

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