"Mi familia me mete presión para ganarle a River"

Caruzzo, quien busca llenar el vacío que dejó Schiavi, cuenta el entusiasmo de sus hermanos. Y elogia a Bianchi...
viernes, 18 de enero de 2013 00:00
viernes, 18 de enero de 2013 00:00

Gastón y Pablo Caruzzo son fanáticos de Boca. “Fanáticos de verdad”, según Matías Nicolás. Tan fanáticos que muchas veces no iban a ver a su hermano jugar en Argentinos. “Iban siempre en la tribuna de abajo de La 12, je”. Mañana, por quinta vez, Matías les cumplirá el sueño: enfrentará a River, desde el arranque, en el lugar que supo prestigiar Schiavi, pavada de responsabilidad para el defensor de 28 años y 67 partidos en el club, que por sus cualidades de líder positivo cada vez toma mayor ascendencia entre sus compañeros y al que Bianchi le confía la 2 de Boca.

“Y a veces se ponen como locos, sí. Yo sé que les cumplí un sueño al venir a Boca”, le cuenta Caruzzo a Olé , mientras sus hermanos siguen presentes en la charla y el campo de golf y el lago que rodea al búnker de Boca resultan aliados incondicionales: “Hay que estar tranquilos, en todo sentido”. Con semejante vista desde un balcón en el que se contemplan las maravillas naturales de la ciudad, la paz llega sola.

-¿Te ponés ansioso en la previa de un clásico?

-Tenemos que tomar las cosas con calma. Si jugás nervioso, es peor. Te perjudicás vos y el equipo.

-Igual ya estuviste en varios, ¿cuál es la verdadera sensación que tienen ustedes en la cancha?

-Es algo hermoso, la cancha está llena, sabés que todo el país te está mirando, es uno de los partidos más importantes del mundo. Todo jugador sueña con estar en un Boca-River. Al igual que mis compañeros, me siento un privilegiado.

-En tu familia, además, deben estar inquietos...

-Y es que son todos de Boca. Mis hermanos son fanáticos. Ellos son los primeros que me putean cuando no ganamos o juego mal, je. Tengo bien en claro lo que significa ponerse esta camiseta y las exigencias que representa.

-¿Y ya te pidieron que les ganen a River?

-(Risas) Sí, claro. Me meten una presión bárbara, je. Sería una linda alegría para ellos y para toda la gente.

-¿Es verdad esa frase que dice: “Contra River no hay amistosos”?

-Cuando empieza el partido ya no hay amistoso, eso es real. Pero son torneos de verano y a veces son muy drásticos y se magnifica demasiado.

-Y a vos, ahora, te toca ocupar el lugar de Schiavi, ¿cómo la llevás?

-A ver (asume el modo explicativo). Cuando el Flaco llegó, tanto a mi como a Insaurralde, nos dio una mano inmensa. Yo lo que más le valoro es que te podés retirar con 39 años pero en otro club. Y él lo logró acá, en la institución más importante. Yo aprendí mucho al lado suyo.

-¿Te asusta el desafío?

-No, no. A mí me tocó jugar un año entero acá con resultados muy irregulares, hace mucho que estoy en Boca (mediados de 2010). Y me siento más que cómodo. Y siempre feliz.

-¿Cuánto te puede complicar la llegada de Chiqui Pérez?

-Está bárbaro que traigan jugadores. Se viene un semestre con tres competencias y en Boca nunca te podés relajar.

-¿Pensaste en irte?

-Siempre hay cosas dando vueltas. Yo trato de pensar en el presente, de ponerme todos los domingos la camiseta más importante del país, que es algo único. Sé que hace un tiempo largo estoy acá y, como dije el primer día, me gustaría quedarme mucho tiempo más.

-Históricamente se dijo que el central de Boca tiene que ser feo, sucio y malo, ¿lo escuchaste? -Je, sí, lo escuché.

-¿Cuál de las tres características tenés?

-No sé, esas ya son cosas que ponen los medios. Esperemos que desde mi lado y todos los compañeros podamos cumplir los objetivos. No es por ponerme el cassette ni nada por el estilo, pero a mi me encanta que a Boca le vaya bien. Somos 30 jugadores y queremos jugar todos. Lo más importante es que Boca gane y todos estemos contentos.

-¿Qué fue lo que más te sorprendió de Bianchi?

-Más que nada su simpleza para explicar las cosas. Y eso es lo mejor de todo. Es algo muy bueno, porque yo soy de pensar que el fútbol es simple y que hay que vivirlo como tal.

-¿El nuevo técnico les absorbe la presión?

-Sí, y es algo lógico. Es una motivación extra que esté él. Pero te repito: lo más importante es que a Boca le vaya bien, más allá de cualquier nombre.

-¿En qué te gustaría sacarle el jugo a Bianchi?

-De toda persona se aprenden cosas y eso es lo mejor de todo. Está bueno que uno sepa qué lugar ocupa para poder aprender, en el día a día poder sumar y conocer gente como la que hoy tenemos.

-¿En qué te cambió la vida estar en Boca?

-Desde las cosas que se hablan y que se dicen, el tamaño que toma un club como Boca es muy grande. En Argentinos viví cosas difíciles y no pasaba nada. Pero todo lo que me dio Argentinos como jugador y como persona se lo agradezco de todo corazón. Hoy estoy donde estoy gracias a Argentinos. A veces te tocan estos cambios grandes y es como que llegás al tope máximo, entonces tratás de acoplarte de la mejor manera.

-¿Cómo hacés para no perder la calma?

-Me refugio mucho en mi familia, en mi mujer, en mi hijo. Ellos son lo más importante que tengo. No hay que volverse locos, porque el fútbol en algún momento se termina y además es muy cambiante: un día estás arriba de todo y al otro no existís. Eso es algo que me gustaría que se modifique, por ejemplo. Noto mucho exitismo y los extremos no hacen bien. No sos el mejor del mundo por un buen partido y tampoco el peor si tuviste un mal día. Hay que tratar de buscar un equilibrio tanto en la cancha como en la vida.

Fuente: Olé en Tandil

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