San Lorenzo volvía a presentarse en su cancha luego del durísimo traspié que sufrió ante Arsenal, por la final de la Copa Argentina. Aquella noche fatídica en Catamarca hizo que, entre otras cosas, Juan Antonio Pizzi ponga su renuncia a disposición. Entonces hoy, ante All Boys, tenía que lavar su imagen. Del lado de los de Floresta, un equipo de flojo rendimiento, que también llegaba con su entrenador bajo sospecha.

Enseguida San Lorenzo asumió el protagonismo del juego. Apenas superado el primer cuarto de hora, Kalinsky se perdió un gol increíble, luego de filtrarse entre los centrales del Albo. El cuervo siguió atacando, pero se distrajo en defensa y los visitantes casi abren el marcador con un imponente disparo de Gonzalo Espinoza y un tiro desviado de Nico Colazo, que estaba solo de frente al arco. A los 36, el público del cuervo, disconforme, comenzó a cantar "movete, Boedo, movete", visiblemente disconforme con el desempeño de sus jugadores. Para aquietar las aguas, Ángel Correa les dio el gol, luego de clavar la pelota junto al palo derecho de Nicolás Cambiasso. Con el 1 a 0 se fue San Lorenzo al vestuario.

La ventaja le dio a los de Pizzi la tranquilidad y eso se notó en la etapa final. Porque, a pesar de la situación inmejorable que desperdició Cámpora debajo del arco para All Boys, otra vez Correa volvió a anotar, con un disparo rasante y cruzado. Ahí sí, volvió el idilio amoroso entre los jugadores y sus hinchas. El broche de oro para San Lorenzo lo puso Héctor Villalba, a los 39 minutos, luego de un hermoso pase de Ortigoza.

El clima se abrió espeso en el Bidegain; los jugadores, algo cuestionados. Sin embargo, todo terminó con aplausos para el plantel y una fiesta en las tribunas. Por el lado de All Boys, una pálida demostración; la continuidad de Falcioni se pone en dudas.

TN.