El Grupo F de la Champions League es tal vez uno de los más equilibrados de todo el certamen. Por lo tanto, cada encuentro correspondiente a esta zona genera una expectativa tan intensa como llamativa. Los seis puntos del Arsenal obligaban al Nápoli y al Olympique de Marsella a no perder en el choque que disputaban en la tercera fecha del torneo.

Con Federico Fernández y Gonzalo Higuaín como máxima atracción para el público argentino, el conjunto italiano también contaba con figuras como el "Pepe" Reina, Raúl Albiol, Pablo Armero o Marek Hamsik, que lo posibilitaban para acreditarse con un resultado favorable en su visita al Velódromo.

Sobre la primera media hora se generó la posibilidad con la se pudo abrir el marcador. Un centro de Valbuena y un anticipo de Diawara sirvieron para mostrar la concentración del arquero español, quien sin dar rebote, se quedó con el grito francés. En el contragolpe siguiente, la velocidad de los de "Rafa" Benítez sirvió para crear los espacios y habilitar al "Pipita", que sólo por su falta de precisión, la visita no se puso en ventaja. La inactividad por la lesión le pasó factura al ex River.

El fastidio local llegó unos instantes antes de irse al descanso por una excelente intervención de José Callejón. El atacante ibérico aprovechó una enorme asistencia de Gonzalo Higuaín y dejó sin chances a Steve Mandanda. El 1 a 0 significaba puntaje ideal para los napolitanos y la cuarta caída consecutiva para los dueños de casa.

En el complemento, el ingreso del colombiano Duván Zapata por el "Pipita" fue determinante para el cierre del espectáculo. Luego de una excelente combinación ofensiva, el ex Estudiantes de La Plata la colgó del ángulo para imponer el 2 a 0. Definitivamente, la suerte estaba echada para los conducidos por Elie Baup, que empezaban a despedirse de la "Orejona" de una manera muy prematura.

El descuento de André Ayew solo sirvió para decorar un resultado para nada placentero. El ghanés protagonizó una acción maravillosa que de poco le sirvió al Olympique de Marsella. Los escasos minutos para el pitazo final del turco Cüneyt Cakir no daban lugar al suspenso. Por lo tanto, la ilusión del Nápoli, de convertirse en la sensación de la competición continental, se mantiene intacta. Todo lo contrario a las sensaciones francesas, que intentarán alcanzar el tercer puesto del grupo, para al menos conformarse con participar de la Europa League.