El equipo no jugó bien, pero sin embargo ganó un partido importante, que al fin de cuentas es lo que en esta etapa del campeonato lo va a hacer clasificar. Pero el triunfo mayor del Atlético Policial es haber superado una de esas situaciones que desnaturalizan los partidos. Ha sufrido muchas de esas “Poli” a lo largo de este Argentino B en la temporada, y a lo mejor le van a pasar más. Pero esta es la primera que supera.
En el recuento se puede meter en la misma bolsa a escenas como la de la lesión de Andrés Chazarreta, o la suspensión sobre el final del juego que le ganaba cómodamente a Peñarol de San Juan, o a algunos “hinchas” (siempre que caigan en la actitud a describir se debe poner comillas) rompiendo sectores del estadio en seña de disconformidad con el rendimiento del equipo, como pasó frente a San Lorenzo de Alem en la primera rueda.
El domingo hubo otra situación parecida: en una jugada desgraciada chocaron Silvestre Sacallán y el arquero riojano Jesús Reynoso, resultando este segundo con una lesión importante. Esto es un mazazo psicológico. Para los jugadores intervinientes en la jugada referida, para los que fueron expulsados luego de ésta, para los que quedan a jugar un partido de 22 jugadores mientras ven a un colega que se va retirado en una ambulancia… etcétera.
Contra todo eso jugó Policial, y ganó.

Martín Noriega