El pasado jueves quedará en la historia del deporte de la provincia de Catamarca, porque se jugó por primera vez el clásico entre San Lorenzo de Alem y Villa Cubas en handball, con victoria del “León” por 23 a 21.
El partido se jugó en la cancha auxiliar del Polideportivo Fray Mamerto Esquiú, ante un buen marco de público. Fue un encuentro amistoso de cara al inicio de la Liga de Handball de Catamarca, que arrancará en abril.
El cotejo comenzó unos minutos atrasado, pero se dieron el gusto de hacer rebotar la pelota y el primer gol llegó a través del jugador “Santo” Matías Romero, quien quedará en la historia del deporte que se juega con las manos.
San Lorenzo fue contundente en los primeros minutos y sacó 5 goles de diferencia. El entrenador villacubano, José Nament, puso en cancha al goleador y figura del encuentro, Matías Agüero, quien marcó en total 6 goles.
En el primer tiempo terminó ganando el conjunto del barrio Los Ejidos por 12 a 11.
En la segunda parte comenzó mejor el “Santo”, con el manejo de la pelota y atacando por los extremos con José Sanduay y José Pandolfi. Pero el “León del Altiplano” puso lo mejor que tenía en el bancoe hizo su ingreso el ex jugador de fútbol Abel Gómez, que estuvo pivoteando y además fue contundente en los contraataques para que Villa Cubas pasara a ganar por primera vez en el partido.
Los árbitros penaron a tres jugadores San Lorenzo de Alem: Pablo Robledo, Sergio Herrera y Matías Romero, con dos minutos fuera de la cancha por protesta y juego desleal. A pesar de contar Villa Cubas con tres jugadores más no pudieron marcar y el “Santo” mantuvo en juego la pelota.
Hay que tener en cuenta a los dos arqueros, que tuvieron grandes atajadas. El del “León” tuvo tres atajadas en penales que no pudieron convertir sus rivales.El Uno de San Lorenzo, por su parte, tuvo grandes atajas. Ambos cuentan con un gran futuro dentro de la disciplina.
El resultado final fue triunfo en el primer superclásico para Villa Cubas por 23 a 21.
Cuando los árbitros pitaron el final del partido hubo unos pequeños incidentes, pero no pasaron a mayores y como todo superclásico, a pesar de no ser fútbol, se vivió en todo momento una gran euforia por parte de los jugadores y del público que se acercó a verlos en el Polideportivo Capital.