Un final de extrema violencia ensució un partido que Newell´s tenía absolutamente dominado y cuando muy cerca estaba de convertir el segundo gol, algo que sucedería después del segmento de descontrol. Cuando los jugadores de Belgrano se acercaron al alambrado donde la Policía santafesina reprimía duramente a los hinchas visitantes, un efectivo de Infantería golpeó a Turús en el párpado izquierdo con su bastón y luego, antes de la reanudación, el árbitro Giannini expulsó a Lollo por una supuesta patada del defensor a un agente. Así, como sucedió en el partido Unión-Quilmes, el duelo terminó con toda la hinchada visitante fuera del estadio.

Cuando se viene a los tumbos, cuando la fe empieza a enflaquecerse por falta de resultados, cuando se quiere mucho y se puede poco, nada es mejor en el fútbol que ganar y apoyarse en esos tres puntos para programar lo que viene. Newell's venía de tres resultados insatisfactorios (un cachetazo de Lanús, derrota en Venezuela por la Copa Libertadores y un magro empate ante San Martín en San Juan) y aunque anoche jugó mejor que Belgrano, aunque sin alcanzar su mejor versión, ganó sin discusiones con otro golazo de Scocco y uno de Urruti.

El partido, en su primera mitad, fue tal cual se esperaba en el primer tiempo. Con este Newell's que, tal cual le gusta a su entrenador, crece desde la pelota, reconoce su identidad a partir de la tenencia del balón. Belgrano, por su parte, en la espera, imaginando su suerte desde el contraataque y, tal cual lo marca su ADN, espiando que el rival se equivoque una vez para castigarlo con una llegada o un gol.

Todo lo bueno que se le reconoce a Newell's desde las intenciones cambia de color cuando la dependencia de las individualidades pasa de lógica a exagerada. Porque desde tres cuartos de cancha hacia adelante, todo queda reservado a los puedan concretar Nacho Scocco y Maxi Rodríguez.

La primera llegada clara del local motivó una doble atajada espectacular de Olave. Scocco disparó desde fuera del área, el arquero dio rebote, Rodríguez lo fusiló desde cerca y el ídolo de Belgrano tapó lo que era una caída segura.

Mientras tanto, el conjunto cordobés seguía corriendo y metiendo, cediendo protagonismo y acomodándose a un rol secundario en el juego. Un bombazo de Mansanelli le recordó a Peratta que no podía distraerse. Hasta que antes de la media hora cayó la apertura del marcador. Bien a lo Newell's, imaginando, construyendo y definiendo. Figueroa habilitó a Maxi sin mirarlo, el centro llegó con ventaja para el goleador y Scocco, de palomita, venció la resistencia de Olave.

Ahí fue cuando el Coloso estalló de afecto hacia el goleador -es casi seguro que también emigrará en junio-, ese delantero que pareciera no desperdiciar oportunidades ya que necesita de pocas chances para hacer gritar a su gente.

Newell's dispuso en el arranque de la segunda etapa de un puñado de oportunidades como para cerrar para cerrar el partido. Un remate desviado de Cáceres, el fallido de Figueroa y hermoso tiro libre de Rodríguez rebotó en la unión del travesaño y el palo de la mano izquierda de Olave.

La reacción de Belgrano se demoró hasta que Zielinski mandó a Carranza a la cancha. El delantero fue quien más hizo por el empate, aunque un cabezazo de Velázquez fue la más clara en esa ráfaga cordobesa.

Sin embargo, el cierra de los locales fue a toda orquesta. Un tiro libre de Figueroa fue rechazado con esfuerzo por Olave y un remate de Maxi rebotó en un palo. Hasta que apareció Urruti absolutamente solo y el reemplazante de Scocco definió contra un palo.

Fuente: Clarin