La situación vivida por el Américo Tesorieri en tierras cordobesas se la puede catalogar de “dudosa” por cómo se dieron los hechos.
El partido que afrontaba ante Argentino Peñarol por el partido de ida de la primera fase eliminatoria del Torneo del Interior, y que tenía como árbitro principal a Matías Ramos de la Liga Riocuartense, debió suspenderse a los 4’ del segundo tiempo por inferioridad numérica del equipo catamarqueño. Sufrió cuatro expulsados, Rubén López, Sergio Herrera, Adrián González y Matías Salcedo, en tanto que Fernando Únzaga dejó el campo por lesión, por lo que en cancha le quedaban seis jugadores, situación que el reglamento obliga a detenerlo.
Lo llamativo de lo vivido fueron las situaciones que llevaron a la suspensión: una actuación paupérrima del árbitro, que se preocupó por mostrarle tarjetas amarillas y rojas a los jugadores visitantes, aun cuando el reglamento lo avalaba, falencias organizativas y el mal estado de las instalaciones del club local.
Dentro de lo que fue la actuación del árbitro, encontramos estas apostillas:
Situación uno: amarilla a Sergio Herrera, infracción para Peñarol, el jugador pide distancia, Herrera de espalda caminando para tomar la distancia correspondiente, el jugador local ejecuta sin esperar la orden del árbitro dándole el balón en Herrera, a lo que el juez castigó con tarjeta.
Situación dos: se jugaban poco más de 10 minutos, avance de Tesorieri en tres cuarto de cancha por el sector izquierdo, por el otro costado, el que controlaba el asistente uno Claudio Pavón, el central Troilo le aplica un doble golpe en la cara a Julio Monges, a metros del asistente, quien vio correctamente y sin obstáculo, acción que, primero fue ignorada y no informada, y cuando el juez se llegó, negó el golpe.
En el terreno de las suspicacias, toda conjetura existe, pero la duda para la delegación de Tesorieri se sembró en que los tres expulsados del primer tiempo eran los hombres más adelantados de Tesorieri, por lo que el equipo de Cristian González debía resignar chances de llegar al arco contrario. En cambio, al local la diferencia de hombres le daba la tranquilidad de buscar el gol sin ser sorprendido.
Al momento de que el arquero Juan Martín fue agredido, o no (no hubo médico que constante en el momento), el árbitro trató en todo momento de que el partido continuara, situación contemplada en el RTP, pero a falta de médico y ambulancia que den un rápido diagnóstico médico, todo se fue enmarañando con el correr de los minutos: 45’, hasta que un médico identificado con el conjunto local presentó un informe; 65’ hasta que la ambulancia se hiciera presente en el campo, y 80’ hasta el informe preliminar del médico.
La falta de seguridad del estadio casi lleva a otro terreno los hechos. No había sectores que delimiten correctamente los sectores, el público visitante se mezclaba con el local en cualquier sector del estadio, las zarandas perimetrales en mal estado y con aberturas posibilitaban que algún particular ingresara sin oposición, sumado a que en la cantina oficial y a la vista de la policía, se vendía “ferné con coca”, tan amado para el cordobés.