Chispazos. Éso fue lo único que tuvo el partido. Momentos inspiración individual. Keko Villalva por un lado, Rubén Botta por el otro. Ambos, con su habilidad, con su gambeta corta y sus toques de distinción intentaron torcer el rumbo de un partido que por el resto de los jugadores iba directo al empate en cero.

Sin embargo, en el gol no intervino el crack del Matador, que ya había sido reemplazado. Fue Galmarini el que entró por la derecha y sacó un fuerte remate cruzado que Ojeda no pudo contener y ahí estaba Leandro Leguizamón, donde tiene que estar un delantero para ajusticiar al arquero rivel.

Demasiada pierna fuerte y también exceso verbal, por esas dos causas se fueron expulsados Matías Laba en Argentinos y Ezequiel Maggiolo en Tigre, respectivamente. La pelota fue más por el aire que por el piso y hubo demasiada actitud, pero poca aptitud.

En el complemento fue un poco más el equipo de Ricardo Caruso Lombardi, que tuvo dos tiros en los palo, pero tampoco dominó como para merecer una victoria que lo habría alejado aún más de Independiente en la tabla de descensos. En la próxima, el Bicho se verá las caras con el Rojo, mientras que Tigre ganó un partido que sin merecerlo y ya piensa en el cruce ante Olimpia por los octavos de final de la Copa Libertadores.