“Conseguimos solidez en el fondo, tenencia de balón en el medio, y ahora en lo que estamos haciendo foco es en la dinámica. De tres cuartos para arriba tenemos que tener un equipo vertiginoso”. La frase pertenece al entrenador Miguel Amaya, que prepara para lo que viene a todos sus jugadores, cuando en la segunda fase del Argentino B enfrenten a “los mejores”.
“Es una zona importante, linda. Creo que estamos los 32 mejores ya, y como estamos los mejores, nos tenemos que preparar para tener el protagonismo y seguir alimentando lo bueno que venimos haciendo”, declaró el “Tigre”, que orienta tácticamente al Atlético Policial, que el domingo las 18 debutará contra Unión Aconquija en el Estadio.
Amaya analiza este grupo B con mucho cuidado, y paridad es el primer resultado de su diagnostico de la zona que “Poli” compartirá con Villa Krausse, Aconquija y Concepción CF.
“Todos somos iguales en la zona. Nos tenemos que preparar bien jugadores, cuerpo técnico, dirigentes. Hay que estar bien en esta etapa. El objetivo nuestro es ser primeros o segundos”, explicó quien vive cada práctica con mucha intensidad, corriendo a la par de los jugadores muchas veces. “Uno tiene que estar bien para poder enseñar lo que quiere con movimientos, fundamentalmente cuando se trata de definición, porque en el ascenso hay que enseñar”, acotó.

Vértigo

Primero consiguió orden atrás, luego volumen en el medio, y lo que está trabajando el DT tucumano es la electricidad que en algunos partidos le hizo falta al equipo. “Brizuela, Seco, Fernández son algunos de los que me pueden dar ese vértigo que estamos buscando con trabajo”, contó.
“Nosotros trabajamos para hacer la mejor jugada, la mejor cobertura, tener un equipo corto y con identidad. Después es el futbolista el que sube al escenario para que el público lo aplauda o no esté de acuerdo”.

Presión

A la hora de las definiciones, todo juega. Se dice que en el estadio, con todas sus comodidades, la presión no se hace notar. Pero Amaya indicó lo contrario: “Nosotros nos motivamos en el estadio. Yo me siento un entrenador de primera división cuando jugamos de local y nos metemos en los camarines, y ni hablar cuando salimos al campo de juego. Ayuda al convencimiento nuestro, porque presión hay siempre, de local o visitante”.