La final de la Europa League se presentó en el Amsterdam Arena con un aroma bien sudamericano, ya que 11 de los 22 protafonistas titulares cuentan con la nacionalidad de dicha región. Tres brasileños en el Chelsea (Ramires, Oscar y David Luiz) más los dos del Benfica (Artur Moraes y Luisao) formaban casi el 50% de cariocas. Ezequiel Garay, Nico Gaitan, Enzo Pérez y Eduardo Salvio aportaban la cuota argentina, mientras que Oscar “Tacuara” Cardozo y Lorenzo Melgarejo representaban a Paraguay.

En la primera etapa, el Benfica tuvo los mayores merecimientos para ponerse en ventaja. Las participaciones de Nicolás Gaitán y Oscar Cardozo preocupaban la línea defensiva del elenco londinense. Sin embargo, los remates de Juan Mata y Frank Lampard estusiasmaban a los conducidos por Rafa Benitez con la posible llegada del gol.

En el complemento, el juego brusco comenzó a ser un recurso muy reiterativo por parte del Chelsea. La mayoría de los intentos del conjunto portugués eran desactivados con infracciones y sólo por la pasividad del holandés Bjorn Kuipers los ingleses seguían jugando con los once iniciales.

A los catorce minutos del segundo tiempo, Peter Cech sacó rápido para Juan Mata y el asturaino, sin tocar la pelota, logró asistir a Fernando Torres para dejar al delantero mano a mano con Artur Moraes. Con un gran movimiento de cintura, el “Niño” dejó de rodillas al brasileño y marcó el 1 a 0 para el Chelsea.

Sin embargo, el Benfica no se rendía y con mucha personalidad comenzó a arrinconar al equipo inglés contra su propio arco. Así tras un centro de Nico Gaitán, el español César Azpilicueta cortó la trayectoria del balón con la mano y al árbitro de los Paises Bajos no le quedó más remedio que sentenciar la pena máxima. El ex Newell`s, Oscar “Tacuara” Cardozo, se encargó de transformar el penal en gol. El 1 a 1 le daba una dósis de emoción que no permitía distracciones en los 53.000 espectadores que colmaron el estadio.

En el cierre de los 90 minutos reglamentarios, el Chelsea pudo haber liquidado la notable final de la Euroa League. Con una descarga hacia atrás del español Juan Mata, Frank Lampard tomó la pelota de primera y con un fuerte diparo de larga distancia hizo temblar al travesaño portugués. El ruido metálico era una clara alerta para los dirigidos por Jorge Jesús que a esas alturas sólo esperaban el pitazo final y por ende, el alargue.

Pero los tres minutos adicionados parecieron una eternidad para el combinado lusitano. En la última jugada del partido, a través de un córner, Enzo Pérez perdió la marca y el serbio Branislav Ivanovic cabeceó sólo en el segundo palo para poner cifras definitivas. Con el 2 a 1, el Chelsea se consagraba campeón y se quedaba con la primera final, de las cuatro que había disputado este año. La maldición lusitana no pudo diluirse en este espectáculo, dado que el Benfica ya suma siete finales consecutivas acumulando frustraciones.