Con la sangre en el ojo, San Antonio Spurs le mandó otro mensaje ganador al mundo del básquet: este equipo no puede ser dado por muerto nunca. Tras la dura derrota en el segundo juego de la final de la NBA, por 103 a 84, el equipo de Gregg Popovich se despertó y le dio un baile histórico a Miami Heat, tras destrozarlo por 113 a 77. Con este resultado, el conjunto de Manu se puso 2 a 1 en ventaja. El jueves, el cuarto partido.

¡Cómo cambiaron las cosas en sólo dos días! En Miami, el segundo partido de la serie fue una verdadera tortura para los Spurs. Hoy, la historia cambió. San Antonio jugó con su marca registrada: agresividad en la defensa, rotación en la ofensiva y sabiduría para manejar el ritmo del juego. Pero hubo una clave: la efectividad en los tiros de larga distancia.

Con 16, San Antonio marcó un nuevo récord de triples en una final de la NBA: Green (7), Neal (6) Leonard (2) y Parker (1). Danny Green marcó 27 puntos, con 7 de 9 en triples. Gary Neal, por su parte, sumó 24 unidades, con 6 de 10. No pararon de entrar las bolas. Manu Ginóbili tuvo un buen aporte, con siete unidades, seis asistencias y dos rebotes.

Lo primero que Gregg Popovich le dirá a su plantel es que deberán olvidarse de este partido. Por la experiencia y roce de sus jugadores, seguramente será así. El equipo de Lebron James, Wade y compañía no es uno al que se puede subestimar. El jueves, en San Antonio, los SPurs tendrán la obligación de ratificar la victoria. Como para volver a soñar a lo grande.