Liga de Veteranos

Es hora de actuar; que sea con dignidad

Por los reiterados hechos de violencia que vienen sucediendo en las últimas semanas, los árbitros pedirán presencia policial.
lunes, 24 de junio de 2013 00:00
lunes, 24 de junio de 2013 00:00

Parece que la paciencia de los árbitros que trabajan en las competencias que organiza la Liga de Veteranos de Fútbol de Catamarca llegó a su fin, ya que realizarían una presentación en la sesión del Consejo de Delegados de esta noche, solicitando –como condición sine qua non– la presencia de personal de la Policía de la Provincia (por lo menos dos efectivos) en cada una de las canchas donde habrá actividad, desde el próximo sábado.

Esta solicitud –sin dudas– es consecuencia del riesgo físico en que se han visto involucrados los integrantes de las agrupaciones arbitrales que cumplen funciones en los campeonatos de la Liga, varios de ellos sufriendo agresiones y algunos cerca de sufrirlas, sin que se observe un freno en los acontecimientos referidos por parte de jugadores, técnicos, ayudantes, etc., y esto viene a colación porque últimamente se supo (y así lo informamos) de sanciones que fueron aplicadas a entrenadores y colaboradores.

La vox pópuli –que siempre es la que más trasciende– implica al Tribunal de Disciplina en su accionar por las aparentes “leves” sanciones que aplica a los infractores, cuando quienes tenemos algún conocimiento cercano de la forma en que se tramita cada uno de los casos, entendemos que el Cuerpo Penalicio lee y analiza primero los informes pertinentes y luego resuelve en función de lo que le indican los Reglamentos a utilizar, según lo disponen Estatutos y similares de la Liga de Veteranos, que sin dudas merecen un “aggiornamiento” merced al volumen alcanzado en participación.

Con todo lo que se pregona, relacionado con la recreación, el pasatiempo, la confraternización y todos los adjetivos que cada uno desee agregar para calificar el motivo de su inserción en al ámbito “veterano”, ¿no será tiempo de comenzar a separar “la paja del trigo”, en afán de quedarse con quienes realmente justifiquen la aplicación de aquellos calificativos?. Y otro: ¿si la estructura de la Liga está basada en los representantes de los clubes afiliados, no será tiempo de que asuman responsabilidades las instituciones representadas por los agresores?. Y más: ¿no será tiempo de que resuelva la Comisión Directiva (que al fin de cuentas es uno de las 4 autoridades que “gobiernan” la Liga, según lo establece el Estatuto vigente) un “parate” en la actividad, hasta tanto todos y cada uno de los participantes se comprometan “a cuidar” el prestigio logrado en la comunidad, el que se encuentra muy comprometido con estos ACONTECIMIENTOS?

Me caben las generales de la ley por estar (y con mucha satisfacción) involucrado en cada actividad de la Liga que lo necesite y en la medida que se me acepte. Por eso es la preocupación y la tristeza de tener que convivir con la latente posibilidad de perder todo lo que –con gran esfuerzo y dedicación– construyeron aquellos que pensaron la creación de esta Liga con propósitos dignos y destinados a personas dignas, que pudieran aprovechar “su tiempo libre” practicando el más popular de los deportes.

La campana de alerta se ha hecho escuchar y resonará también en ámbitos del COPROSEDE, por eso agrego: ¿no será tiempo de que todos nos vistamos de “overol” y empecemos a trabajar para revertir este momento, inmiscuyéndonos en cada uno de los actos (ya sea observando, analizando, denunciando, atestiguando, etc.) que se relacionen aunque más no sea con esbozos de irregularidades, y conseguir de ese modo que nuestro tránsito por la Liga sea de utilidad para el digno futuro que auguramos para ella, y de esa manera nos sintamos dignos de pertenecer a ella?

Ha llegado el ultimátum previsible, ahora queda el análisis y la resolución de un problema al que no debemos darle la espalda y ser conscientes de que convivimos con él, como también espero una manifestación mayoritaria que exprese el incondicional compromiso de “velar por nuestra Liga”. ALLÍ ESTAREMOS.


Alberto Arri

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