Ajedrez

Garry Kasparov vuelve a jugar al ajedrez en un torneo

martes, 3 de septiembre de 2019 00:24
martes, 3 de septiembre de 2019 00:24

Los aficionados al ajedrez están de parabienes. Viven de asombro en asombro. No contentos con admirar el dominio abrumador del noruego Magnus Carlsen en esta era, desde ayer y durante cuatro días, tendrá la chance de volver a ver en acción sobre el tablero a uno de los mejores de la historia, sino el mejor: Garry Kasparov. Y encima, como si esto fuera poco, con el aura de Bobby Fischer dando vuelta por la sala del Saint Louis Chess Club.

Comenzó el Champions Showdown: Chess 9LX, una competencia de partidas rápidas y blitz (relámpago) que repartirá 200.000 dólares en premios y que se jugará con el estilo Chess 960, más conocido como Fischer Random, porque partió de la mente del legendario ajedrecista estadounidense, con la idea de expandir las fronteras del “juego-ciencia”.

 A Magnus Carlsen le cortaron su racha ganadora, pero mantiene un asombroso invicto en el ajedrez mundial
A finales de la década de 1990, Fischer ideó este sistema, que implica que salvo los peones, que comienzan la partida desde la segunda fila –como siempre-, las piezas mayores de la primera fila no se ubican como es habitual sino en un orden determinado por sorteo, al azar. Random, en inglés. Hete aquí el porqué del nombre Fischer Random. ¿Y por qué Chess 960? Porque esa es la cifra de posibles posiciones iniciales, de acuerdo al sorteo que toque.

Que Kasparov participe de este evento potencia la difusión, lógicamente. Es una leyenda viviente del ajedrez. Nació el 13 de abril de 1963 en Bakú y a los 10 comenzó a entrenarse en el juego. En 1980 se consagró campeón mundial juvenil en Dortmund, jugó en Malta la primera de sus 8 Olimpíadas (50 victorias, 29 tablas y apenas 3 derrotas) y se convirtió en gran maestro. Y en enero de 1984, con 20 años, se transformó en el número uno del ranking mundial más joven de la historia, logro que más adelante tendrían Vladimir Kramnik y Magnus Carlsen.

Sus cinco duelos con Anatoly Karpov marcaron a fuego la historia del ajedrez mundial y todos fueron muy reñidos. En 1984, cuando perdía 5-3, el match se suspendió luego de 48 partidas por decisión de Florencio Campomanes, ex presidente de la FIDE. Fue en Moscú 1985 cuando destronó a Karpov al vencerlo por 13-11. Las tres defensas serían exitosas pero dramáticas por 12,5-11,5 (1986), 12-12 (1987) y 12,5-11,5 (1990).
 

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